viernes, 21 de noviembre de 2008

* El proyecto detrás de las designaciones (columna Rumando)

Enrique Alfaro

Tras la muerte de Juan Camilo Mouriño y la designación de Fernando Gómez Mont en la Secretaría de Gobernación, los analistas políticos dieron cuenta amplia de las tareas específicas que tenía encomendadas el malogrado político y las que deberá resolver el actual responsable de la política interior de nuestro país.
Mouriño atendió la reforma de PEMEX y encaminó la aprobación del presupuesto de egresos de la Federación, entre otros importantes encargos presidenciales, mientras que Gómez Mont deberá continuar la lucha por la seguridad nacional vulnerada por la delincuencia organizada y la próxima reforma a la administración de la justicia, sistema del que es profundo conocedor.
En su momento, la designación de Mouriño obedeció a un proyecto de inicio de sexenio y Gómez Mont a un segundo impulso tras los deslucidos primeros años. Detrás de cada designación existió toda una valoración y justificación política, un sentido de oportunidad pero, sobretodo, un proyecto a mediano y largo plazo.
En el caso de las recientes designaciones de importantes funcionarios en Chiapas, la circunstancias son las mismas: los nuevos funcionario llegan a cumplir una tarea específica, un propósito planeado, una misión con claras repercusiones en el futuro inmediato del gobierno sabinista. ¿Cuáles son lo propósitos del proyecto?, ¿Qué circunstancias se tomaron en cuenta?
Al igual que el resto de las entidades federativas, en Chiapas se inician los preparativos del proceso electoral para elegir diputados federales. La elección intermedia guarda cabal importancia porque podría marcar el próximo retorno a Los Pinos del Partido Revolucionario Institucional o el inicio de la recuperación panista luego de derrotas consecutivas desde la asunción de Felipe Calderón.
El perredismo, por su parte, se encuentra en su peor momento de preferencia electoral y la nueva dirigencia encabezada por Jesús Ortega deberá bregar contra el divisionismo natural, genético, de la izquierda que aglutina.
En ese panorama nacional de debilitamiento perredista, de aflicción panista y de fortaleza priísta, que se refleja necesariamente en nuestra realidad local, se han dado claras reacciones del sabismo.
El propio gobernador Juan José Sabines Guerrero, que construyó una excelente relación con la familia del extinto secretario Mouriño, operó un rápido acercamiento con el actual responsable de la política interior y fue el primer gobernador recibido por Gómez Mont, circunstancia nada gratuita en la política mexicana.
A la buena relación del Sabines con Calderón habrá que sumarle los puntos que le abonan el oportuno contacto con el Secretario de Gobernación que —como es sabido— no es del círculo cercano del presidente y representa una corriente panista distinta —que no contraria— a la del mandatario. Evidentemente, el propio mandatario estatal ha construido su propia interlocución directa con el panismo en el poder.
En el caso del perredismo, luego de la derrota pejista y del triunfo de los chuchos, poco servía al proyecto sabinista la interlocución de Jorge Antonio Morales Messner cuando se ha fortalecido la relación directa de Alejandro Gamboa, actual dirigente estatal perredista, con la cúpula solaztequista.
Evidentemente, el exsecretario de Gobierno limitaba sus márgenes de operatividad política en el presente proceso electoral por su destacada condición de perredista y por sus obvias y legítimas aspiraciones políticas.
Pero más allá de estas condiciones, es imposible olvidar que Morales Messner fue un hombre cercanísimo al exmandatario Pablo Salazar Mendiguchía e importante operador, junto con Herrán Salvatti, del gobierno del mismo.
Si el actual mandatario se propone evitar la intromisión anunciada de Salazar y de Salvatti, en las elecciones que transcurren, era inevitable el reemplazo de Morales Messner. No se corrió el riesgo de poner a prueba su lealtad al sabinismo, no era necesario. Se optó por nombrar a un político con mayor interlocución con el priísmo, con el panismo y con la propia Secretaría de Gobernación.
Además, el nombramiento mismo del actual Secretario General de Gobierno, Noé Castañón León, fue un mensaje claro para Salazar Mendiguchía y Herrán Salvatti, quienes acosaron y persiguieron al primero cuando ocupaba la presidencia del Tribunal Superior de Justicia del Estado.
Castañón es un jurisconsulto destacado que regresa a Chiapas en momentos en que avanza las averiguaciones previas por los millonarios desvíos de recursos en la administración salazarista, luego de la devastación provocada por el huracán Stan. Los mensajes tras las designaciones son claros para sus destinatarios.
De cara al proceso electoral federal, Juan Sabines tomó decisiones para consolidar su interlocución con el panismo, el priísmo y el perredismo. También para evitar la intromisión pablista en la política local. En mi consideración este pareciera ser el proyecto detrás de las designaciones. Al tiempo.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Los barrotes acechan


jueves, 13 de noviembre de 2008

lunes, 10 de noviembre de 2008

El embrujo efectivo (De novela VII)

Embargado por la culpa, Alberto leía las fórmulas que encontraba ocultas en revistas de embrujos que adquiría a escondidas su esposa . “Encienda tres velas rojas, queme sahumerio casero y recite el siguiente poema frente a un espejo expuesto al sol del amanecer: Diosa de la pasión/ concédeme que el amor de mi vida / permanezca amarrado a mi existencia / que abandone a (nombre de la rival) / y olvide por siempre el pasado”. Tiempo después, con la demanda del divorcio en la mano, habría de enterarse que su mujer se había huido con su amante casado.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Mouriño, Sabines y Chiapas (Columna Rumando)


Enrique Alfaro


A diferencia de sus antecesores, los dos últimos gobernadores de Chiapas han establecido en su momento una excelente relación con presidentes de la república aún cuando fueron postulados a sus respectivos cargos por partidos políticos distintos e incluso confrontados.
Pablo Abner Salazar Mendiguchía, postulado por una coalición que incluía al Partido Acción Nacional, siempre fue considerado más cercano al PRD y mantuvo una relación empalagosa con Vicente Fox Quezada al que terminó traicionando.
Juan Sabines Guerrero, sin militancia política actual, pero electo por las siglas del Partido de la Revolución Democrática, sostiene una relación pragmática, obligada, de buenos términos con el mandatario panista Felipe de Jesús Calderón Hinojosa.
Los gobernadores anteriores eran resultado de la grosera imposición de los presidentes priístas y, por lo tanto, representaban directamente los intereses del mandato imperial mexicano.
Pero la relación de los gobernadores con los mandatarios de la nación no se construye solamente de manera personal, directa, sino también a través de relaciones próximas u oficiales, que alimentan, enfrían, entorpecen o socavan los vínculos establecidos.
Los presidente de la república no pueden atender de manera directa todas las relaciones institucionales que deben establecerse con los titulares de las entidades federativas, por lo que de manera natural delegan esta responsabilidad a la secretaría encargada de la política interior.
Luego de la cuestionada elección presidencia, Chiapas fue el primer estado en elegir a un gobernador postulado por el partido de Andrés Manuel López Obrador. De ahí que desde entonces se operara el acercamiento de Felipe Calderón con Sabines Guerrero, cuestión que ha favorecido a los chiapanecos.
Más allá de las filias y fobias políticas y partidistas, es necesario entender que Chiapas depende presupuestalmente de la federación. La gravedad de esta dependencia que es casi total, marca de manera rotunda la relación entre el ejecutivo de Chiapas y de la República.
A ello hay que agregarle el interés de seguridad nacional que representa nuestra entidad por su condición de frontera y de territorio donde está establecido el movimiento guerrillero que se levantó en armas contra el gobierno federal.
Todas estas consideraciones políticas, presupuestales, de seguridad, que confluyen en la estabilidad nacional, tenían relación directa con la secretaría de Gobernación, cuyo titular era el joven Juan Camilo Mouriño Terrazo.
Por lo tanto, no resulta exagerado ni ocioso concluir que Sabines Guerrero y Mouriño Terrazo guardaban una buena relación que se triangulaba con Calderón Hinojosa o viceversa. La juventud igualaba a los tres políticos. Una nueva generación.
Hoy está ausente Juan Camilo y en cuestión de horas se conocerá al nuevo titular de la Secretaría de Gobernación, instancia interlocutora entre los ejecutivos estatales y el federal.
La nueva designación podrá incidir indiscutiblemente en la relación institucional de Chiapas con la federación. He ahí la importancia de este evento para los chiapanecos. Juan Sabines lo sabe y seguramente está atento. Descanse en paz el joven Mouriño.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Tío Sam


Zoología política III