jueves, 18 de junio de 2009

Tersura presidencial en Chiapas


Enrique Alfaro / Columna Rumando

Se pudiera juzgar crítica o positivamente. Pareciera una obviedad, una verdad de Perogrullo, pero son hechos concretos los que dan constancia de la buena relación construida entre Felipe de Jesús y Juan José. Efectivamente, la más reciente visita presidencial resultó más tersa que las anteriores en las que el buen estado de ánimo del mandatario federal impregnó el ambiente.
¿Qué circunstancias distintas existieron en relación con las anteriores visitas del Calderón Hinojosa? Una muy importante y evidente era que entonces el gobernador Sabines Guerrero aún cargaba el lastre heredado por Salazar Mendiguchía y eso tensaba el ambiente durante la estancia del ejecutivo federal.
Por ejemplo, recordemos que, a finales de 2008, el actual titular de la Órgano Superior de Fiscalización del Congreso del Estado, realizó fuertes declaraciones contra el entonces Secretario de Economía estatal, Mariano Herrán Salvatti, por el desaseo administrativo encontrado en la Fiscalía General del Estado, precisamente cuando el presidente Calderón se encontraba en territorio chiapaneco y el Estado Mayor Presidencial estaba al tanto de todo evento político o social que sucediera en la entidad.
El mensaje, para Calderón, su equipo de seguridad y Gobernación, era claro y contundente. Herrán Salvatti acumulaba acusaciones diversas relacionados no sólo con el manejo administrativo de las dependencias que había ocupado, sino también con cuestiones delicadas de seguridad nacional en la frontera sur, asunto que preocupaba y ocupaba a Juan José Sabines Guerrero.
Esta ocasión el gobernador del estado se encuentra libre de tutelas, herencias y proyectos transexenales. Hoy Juan Sabines tiene todos los hilos de la gobernabilidad en Chiapas.
Por su parte, Felipe Calderón visita una entidad que el Partido de la Revolución Democrática se adjudica, pero que es gobernada por político que trabaja sin dificultades con el gobierno federal panista.
Chiapas, además, pese a su condición de frontera, no tiene los graves problemas de seguridad como los que se viven en el otro extremo del país. Las cuerpos policiacos se han depurado desde el cambio de estafeta en el gobierno estatal.
Las campañas electorales transcurren sin asomos de intrusión de la delincuencia organizada, como en el estado de Michoacán y sin graves conflictos entre el gobernante y los grupos políticos de los exgobernadores como en Zacatecas.
Todo lo anterior no pasa desapercibido para la Presidencia de la República. De ahí, el buen humor de Felipe de Jesús en territorio chiapaneco, donde, previo a su visita, AMLO perdió un candidato que renunció argumentando falta de apoyo de los partidos Convergencia y del Trabajo y donde el hermano de López Obrador no pareciera levantar en su campaña.

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En la columna Sin Embages de Juan José Fierros, de ayer, se puede leer: …”el presidente de la Junta de Coordinación Política, Ángel Córdova Toledo, al expresar su opinión respecto al tema del voto nulo, dijo que es respetuoso de la expresión ciudadana, sobre todo cuando esa expresión viene de una clase pensante como la intelectual y empresarial, subrayó que el Instituto Federal Electoral, los partidos políticos y candidatos deben realizar una gran tarea de promoción del voto entre la ciudadanía para contrarrestar la anulación del sufragio, sobre todo porque en las últimas elecciones ha crecido el abstencionismo. El legislador agregó que urge una reforma electoral a fondo donde se comprometa a los candidatos a dar cumplimiento a sus compromisos de campaña, como la propuesta hecha por el empresario Alejandro Martí para que los aspirantes a una curul firmen sus compromisos ante Notario Público”… A una declaración así no hay nada que criticarle. Es un posicionamiento válido, sin descalificaciones, que propone algo en lo que estamos de acuerdo: que los candidatos se obliguen a cumplir sus compromisos.