martes, 14 de diciembre de 2010


sábado, 11 de diciembre de 2010

Abaten al Chayo Nazario


miércoles, 8 de diciembre de 2010


martes, 7 de diciembre de 2010



domingo, 5 de diciembre de 2010


El silencio uniforme

Enrique Alfaro / Columna Rumando

Existe la percepción entre la ciudadanía de que la incapacidad de los partidos políticos para ponerse de acuerdo detiene el progreso posible del país. Se cree que los partidos opositores al gobierno bloquean toda iniciativa en vez de enriquecerlas o desaprobarlas de manera contundente. Y en efecto, permanecen congeladas en las cámaras importantes propuestas de ley iniciadas por el Ejecutivo. Esta incapacidad política para ponerse de acuerdo genera finalmente malestar ciudadano.
En contraparte, en Chiapas la desconfianza la genera la uniformidad, el acuerdo absoluto entre las fuerzas políticas, la colaboración que raya en el colaboracionismo entre partes que, se entendería, deberían ser contrarias.
Poco abona al ambiente democrático la actitud de las actuales dirigencias estatales de los partidos políticos, que incapaces de disentir se justifican con vacíos discursos de unidad.
Lo anterior viene a colación porque en días pasados, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) dio a conocer un estudio efectuado en colaboración con la fundación Konrad Adeuner de Alemania, y la consultora Polilat, para conocer el desempeño democrático de las entidades federativas de la república.
Este llamado Índice de Desarrollo Democrático Mexicano arrojó que los empobrecidos estado de Chiapas, Guerrero y Oaxaca, resultan ser los de peor desempeño democrático, con calificaciones por demás reprobatorias.
Era de esperarse que los principales actores de la vida democrática de la entidad, alzaran la voz para juzgar el contenido del estudio en referencia, sin embargo prevaleció el silencio unánime de los importantes dirigentes partidistas.
Este estudio financiado por la dirigencia de los empresarios organizados sólo mereció la respuesta de dirigentes y ex dirigentes de la Coparmex en Chiapas, en algunos impresos nacionales.
En la escena democrática estatal, los partidos políticos, sus legisladores y representantes, no fueron capaces de defender con prontitud lo que les atañe de manera directa y por lo que, con frecuencia, se desgarran las vestiduras.
En lo personal creo que, como lo hicieron los socios de la Coparmex en Chiapas, existen argumentos para juzgar de manera diferente el desarrollo democrático de la entidad. Al quedarse callados los partidos políticos otorgaron credibilidad al estudio en cuestión. Hubiera bastado declaraciones por separado de las principales fuerzas políticas sosteniendo sus propios argumentos para cuestionar lo difundido en medios nacionales. Pero hasta en el silencio hay uniformidad.
* * * * *
Agradezco los comentarios del fundador en Chiapas del Partido de la Revolución Democrática, Jorge Moscoso y del profesor universitario, Ricardo Cuéllar, a mi colaboración anterior:

“Los hijos, nietos o sobrinos de la vieja clase política que ha mantenido el poder en el estado de Chiapas y que están ligados a los viejos intereses, cual monarquía hereditaria, se aprestan a mantenerse en el poder ,sin ideología, proyecto, mérito o compromiso social.
De un lado y de otro, dentro del PRI y el PRD o en el PAN, son los mismos apellidos, las mismas familias dominantes, de los jóvenes que mencionas y otras que no señalas y que están en la jugada. He ahí el detalle”.
Jorge Moscoso Pedrero
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“Enrique: está muy bien tu comentario sobre los jóvenes políticos chiapanecos. Sin embargo me pregunto si la juventud que se alza en la política del estado no reserva algo más que la edad, pues no basta que sean administradores o tecnócratas de renovado cuño. Sería interesante observar un estilo, o mejor aún un proyecto político diferente para el estado. Será cosa de pensarlo. Bien por tus
comentarios. Son un buen punto de partida. Siempre me han llamado la atención tus observaciones. Has relevado a Juan Balboa. Con el saludo cordial de Ricardo Cuéllar”.

viernes, 3 de diciembre de 2010


jueves, 2 de diciembre de 2010


Juventud y política

Enrique Alfaro / Columna Rumando

EN TIEMPOS recientes la política chiapaneca ha registrado dos momentos trascendentes: La alternancia lograda por una amplia alianza partidista y la irrupción de una joven generación de políticos que convive sin dificultades con la vieja y viciada clase política.
Juan José Sabines Guerrero, legatario de uno de los apellidos más queridos, es el ejemplo y la más exitosa imagen de esta camada emergente que se prepara para seguir gobernando la entidad en las próximas décadas.
Sin embargo y a pesar que les distingue la juventud, difieren en estilos e imagen.
El senador Manuel Velasco Coello, por ejemplo, ha construido su figura pública exclusivamente sobre las “virtudes” de su juventud: Fue el legislador local más joven de Chiapas, el diputado federal más joven del país, el senador más joven de la nación y aspira a ser el gobernador más joven de la entidad. En contraparte poco se conoce de sus logros académicos, de su perfil intelectual y, sobre todo, de sus méritos administrativos. Es solamente un novel político exitoso, con oportunas relaciones con la vieja clase política.
Roberto Albores Gleason, es otro político emergente heredero de un apellido que no necesariamente genera apoyo y simpatía. En su currículo registra dos carreras: Economía y Ciencia Política, circunstancia que lo hace una persona preparada académicamente. Su paso por la administración pública ha tenido tropiezos y su carrera política es incipiente. Sobre su imagen pesa la figura paterna, aún cuando intenta construir la propia.
El recién desempacado Zoe Robledo, hijo del ex priísta gobernador Eduardo Robledo, ha llegado a la política local vendiendo una imagen de “intelectual” que algunos columnistas califican de arrogante y soberbia. Los primeros comentarios que ha generado su estancia en el congreso local han sido negativos, pues su personal de confianza actúa con prepotencia y petulancia. Su imagen está marcada por la de su progenitor lo que significa una contradicción con su novísima militancia política perredista. Empero es muy pronto para definirle una imagen definitiva.
Por su parte, Jaime Valls Esponda, presume apellidos vigentes en la vida pública nacional y local. El alcalde puede ser considerado el más administrador de los políticos emergentes. Su preparación académica incluye estudios en el extranjero. Su imagen pública está más sostenida en su capacidad de administración y consecución de recursos que en la de un político puro.
Sin embargo, pareciera que este perfil le es cómodo y buscado a propósito. Cuando ha tenido necesidad de hacer política al competir electoralmente ha demostrado suficiencia contra pronósticos adversos.
A sólo días de concluir su mandato como alcalde capitalino, Valls Esponda quien se negó a buscar diputaciones en las elecciones intermedias, se encuentra en la antesala de ser nombrado rector de la Universidad Autónoma de Chiapas. De esta manera cumplió su palabra de permanecer gobernando Tuxtla y, de paso, se alejó de la imagen del político arribista que no desaprovecha la primera oportunidad que se le presenta.
Más allá de la discusión sobre la autonomía y si deja de violarse ésta si se “designa a un ‘interno’ como rector”, la circunstancia innegable es que la UNACH enfrenta problemas de administración como lo han demostrado estudios de instituciones prestigiadas. Bajo esta premisa el arribo de Valls respondería a una preocupación lógica del poder.
Queda aún por analizar la insistencia del alcalde saliente de destacar sin empacho la importancia de los gobiernos “de continuidad y coordinación”. Lo que aparentemente es un error político pudiera no serlo de cara al futuro mediato. Valls ha demostrada capacidad para administrar… sobre todo sus oportunidades.