martes, 12 de enero de 2010

Jaime Valls Esponda administrando sus oportunidades

Enrique Alfaro/Columna Rumando

En la lógica política mexicana del ascenso permanente y oportunista de los servidores públicos a nuevos y encumbrados cargos para usarlos como plataforma y así acceder sucesivamente a responsabilidades de mayor importancia, parecieran una equivocación las afirmaciones del alcalde tuxtleco Jaime Valls Esponda en el sentido de que “no participará” en el proceso electoral del presente año.
Sin embargo, muchas son las reglas de la política que han cambiado sustancialmente a partir del declive del presidencialismo, del fin de la hegemonía priísta y del reparto plural del poder en nuestro país.
Por ejemplo, durante el priato quienes aspiraban a la presidencia de la república eran capaces de abandonar gubernaturas para aceptar la titularidad de secretarías federales, lo que los convertía —en el viejo lenguaje político— en “cardenales”, condición necesaria para poder ser postulados a la primera magistratura del país.
Hoy, abandonar una gubernatura para aceptar una secretaría del gobierno federal es inconcebible, a menos que sea una salida decorosa, un descenso político aceptado. En la actualidad son los gobernadores quienes acumulan mayor poder que los secretarios y compiten y someten al propio presidente de la república, como en el más reciente reparto del presupuesto en el congreso.
Hoy, los mandatarios estatales tienen iguales o mayores posibilidades de acceder a la candidatura presidencial de sus partidos que muchos de los secretarios de Estado. Así, las reglas políticas cambian y se modifican rápida y continuamente en nuestro país.
Por eso pudiera no ser políticamente equivocado de parte de edil Jaime Valls el anunciar que no participará en el proceso electoral local y que permanecerá al frente de la comuna tuxtleca hasta terminar su periodo constitucional.
Eso significa simplemente que no necesita de un nuevo cargo de elección popular para continuar vigente en la política chiapaneca, que no desperdicia absurdamente la posibilidad de ser legislador local, sino que en su juicio de oportunidades puede esperar otros momentos.
Por ejemplo, las posibilidades de continuar en el servicio público son muchas para quién cuenta con experiencia administrativa y de gestoría comprobada. Y desde la administración pública estatal podría continuar con su carrera ascendente, cumpliendo sus legítimas aspiraciones. Para esto cuenta con la confianza del gobernador Juan José Sabines Guerrero.
Que nadie de por muerto a Jaime Valls en las aspiraciones estatales, simplemente está administrando sus oportunidades de la manera en que considera mejor para su carrera política y administrativa. Tal vez sea cuestión de estilo. Tal vez haya decidido no someterse al desgaste político de los otros aspirantes que ya reciben los beneficios y las consecuencias de su adelantada campaña por la gubernatura. La declaración hecha con mucha contundencia ante un grupo numeroso de comunicadores debió de ser pensada detenidamente.