domingo, 21 de diciembre de 2008

Columna Rumando

Las bengalas del 68, las bengalas de hoy
Enrique Alfaro

Con el pánico recorriéndole el cuerpo alcanzó a bajarse arrebatadamente de la plancha de la Plaza de las Tres Culturas. Aturdido, sin noción del tiempo, el estudiante de medicina intentó desesperadamente arrancar piedras a las pirámides para responder con rudimentarios proyectiles aztecas los disparos de fusil y ametralladora. Sus ojos asustados registraban la caída de decenas, de cientos de jóvenes desarmados.
Sudando copiosamente y con las rodillas lastimadas por la fuerte caída en la huída, alcanzó dificultosamente el andador ubicado al costado de la alberca de la unidad de Tlatelolco. No se detenía. En el primer piso del edificio Chiapas una mujer, afligida y providencial, abrió la puerta, como quien ofrece su corazón-refugio a sus hijos, y dejó entrar a una docena de universitarios a su departamento. Entonces tuvieron esperanza de sobrevivir, luego de soportar hora y media de ráfagas escupidas por militares y el batallón Olimpia.
El dolor físico se hizo insoportable. Le proporcionaron una venda. El dolor del alma no tenía socorro. Ninguno de los jóvenes superaba los veinte años y ya tenían las pupilas inundadas de muerte. La indignación se les escapaba por los poros: “Ahora si el pueblo se va a dar cuenta y se va a levantar”, comentaban.
Pronto escucharon que los militares registraban los departamentos contiguos. Había que desalojar para evitarle riesgo a la familia que los escondía. Pasionales e iracundos, el grupo de mozos juraron tomar el poder para cambiar a México, antes de salir a enfrentar al destino tras la puerta.
Armadas de una morraleta y dos envases de cristal, dos jóvenes estudiantes salieron a “comprar la leche” y traspasaron el cerco militar. Tras las primeras, de manera pausada, fueron saliendo de dos en dos, o solos, hasta quedar solamente el adolorido estudiante de medicina.
Antes de abandonar el refugio, comprobó que las credenciales de estudiantes estuvieran enteramente destruidas y los volantes quemados. Miró fijamente los ojos de la madre-refugio para tatuárselos por siempre en el alma y salió intentando mantenerse erguido.
Con el temor helándole la sangre descendió las gradas y se dirigió al andador. Pronto se topó con una joven mujer de aspecto humilde que cargaba un bebé y jalaba a una niña de tres años. Por instinto tomó de la mano a la chiquilla y caminó con ellos, como una familia. Superaron el cerco de militares que revisaban identificaciones de quienes que salían de la unidad.
Al llegar a la banqueta de la avenida Reforma, la señora agradeció al joven. Ironía del destino: había salvado la vida del estudiante y le daba las gracias.
Rumiando su frustración, su coraje, el estudiante zarpó a la vida transformando su indignación en compromiso, su compromiso en servicio, su servicio en amor al prójimo.
Recorrió las plazas llamando al pueblo a organizarse, marchó incansablemente. Fue fundador de partidos que finalmente llegaron al poder. El se decantó.
Ahora, a cuarenta años de sobrevivir a la matanza de Tlatelolco, el doctor Jesús Gilberto Gómez Maza, recibirá el Premio Chiapas en reconocimiento a su labor, a su vida de enseñanzas.
Hoy, el doctor Gilberto estará de nuevo en el podio con Juan José Sabines Guerrero. Esta vez no será para debatirle ideas y propuestas. Será para recibir de sus manos el máximo galardón que nuestra entidad brinda a sus hijos destacados. Hoy , a cuarenta años de las bengalas que marcaron su vida, le manifiesto al doctor Gómez Maza mi mas sincera admiración y gratitud. Que las bengalas de hoy sean de fiesta.

* El relato de los hechos del 2 de octubre de 1968 son ciertos. Están basadas en una narración que el doctor Jesús Gilberto Gómez Maza hizo de cómo sobrevivió a la matanza estudiantil, documento que conservo en mi poder.



martes, 16 de diciembre de 2008

Premio Chiapas 2008


A la izquierda, el pediatra Gilberto Gómez Maza atendiendo en su consultorio. A la derecha, observando los estragos del huracán Stan, en Huixtla, Chiapas.



Los entonces candidatos a la gubernatura del estado, Juan José Sabines Guerrero y Jesús Gilberto Gómez Maza, en el Teatro Zebadúa en San Cristóbal de Las Casas.

Columna Rumando



Jesús Gilberto: fe y ciencia
Enrique Alfaro

En mi consideración dos han sido las grandes vertientes que han forjado la persona del doctor Jesús Gilberto Gómez Maza: la religión y la política, entendida esta última como consecuencia del compromiso cristiano con los desposeídos.
Ambas, religión y política, asumidas desde una perspectiva intelectual, de compromiso con el conocimiento, aunque perezca contradictorio.
Intento explicarme:
Me atrevo a aventurar que para cristianos como Jesús Gilberto existen dos maneras de llegar a concebir la grandeza divina: El dogma religioso y la ciencia que permite, a través del estudio del origen y naturaleza de las cosas, dimensionar la inmensidad inasible de la creación. Dos maneras de llegar al mismo camino: la fe y la inquisición científica unidas en la búsqueda de la razón de la vida.
Como pediatra, Gómez Maza se consagró al ejercicio de la ciencia; Como catedrático se dedicó a la divulgación de la misma. Como político se comprometió con su fe y vive su creencia a la par de su conocimiento científico, sin contradicciones.

* * * *
Gómez Maza forjó su compromiso político al lado de uno los científicos contemporáneos más importantes de nuestro país: Heberto Castillo Martínez, líder del Partido Mexicano de los Trabajadores.
En nuestro país, el ingeniero Heberto fue conocido como un destacado dirigente de la izquierda y como un político honesto al que se le reconocía calidad moral. Sin embargo, en el extranjero, trascendía como un notable científico, que efectuó aportaciones importantes al estudio de la ingeniería y las matemáticas.
En el caso de Gómez Maza, se le reconoce como un político congruente, que ha permanecido en la lucha de sus ideales sin importarle triunfos en cargos y puestos. Se ha destacado como un profesional honorable, pero se desconoce su labor activa en la docencia y en las asociaciones de las que ha sido fundador y socio. También se desconoce, por convicción del propio pediatra, su labor social desinteresada efectuada en instalaciones de las zonas zapatistas y marginadas de Chiapas.
Quienes como Gilberto, desarrollamos nuestra labor política bajo la grande influencia de Heberto Castillo, guardamos un profundo respeto por la ciencia. Heberto puso su conocimiento al servicio de la política comprometida con las causas populares. Gilberto abrevó de eso y orientó su labor profesional al servicio de los necesitados de Chiapas.
Como científico de la salud, Gómez Maza ha participado en decenas de proyectos de salubridad pública y, a la fecha, divulga sugerencias para conseguir mejorar el nivel de vida de los chiapanecos.
Hoy celebro que a través del otorgamiento del Premio Chiapas 2008, pueda difundirse de manera suficiente sus propuestas de salud, resultado del conocimiento obtenido en el ejercicio por décadas de la pediatría, de la docencia y de sus permanentes recorridos por las zonas marginadas de la entidad.
Heberto Castillo sostenía durante su campaña presidencial que la izquierda mexicana aspiraba a gobernar y que estaba preparada. El reconocimiento al doctor Jesús Gilberto Gómez Maza demuestra que siempre estuvo capacitado para ocupar cargos de responsabilidad social. Reconocer la importancia de su labor, de sus propuestas, de sus ideas, es reconocer que triunfó culturalmente.

Gómez Maza y Heberto Castillo.

martes, 2 de diciembre de 2008

Arribotota


lunes, 1 de diciembre de 2008

Talacheando


El proceso del cartón de hoy





































viernes, 21 de noviembre de 2008

* El proyecto detrás de las designaciones (columna Rumando)

Enrique Alfaro

Tras la muerte de Juan Camilo Mouriño y la designación de Fernando Gómez Mont en la Secretaría de Gobernación, los analistas políticos dieron cuenta amplia de las tareas específicas que tenía encomendadas el malogrado político y las que deberá resolver el actual responsable de la política interior de nuestro país.
Mouriño atendió la reforma de PEMEX y encaminó la aprobación del presupuesto de egresos de la Federación, entre otros importantes encargos presidenciales, mientras que Gómez Mont deberá continuar la lucha por la seguridad nacional vulnerada por la delincuencia organizada y la próxima reforma a la administración de la justicia, sistema del que es profundo conocedor.
En su momento, la designación de Mouriño obedeció a un proyecto de inicio de sexenio y Gómez Mont a un segundo impulso tras los deslucidos primeros años. Detrás de cada designación existió toda una valoración y justificación política, un sentido de oportunidad pero, sobretodo, un proyecto a mediano y largo plazo.
En el caso de las recientes designaciones de importantes funcionarios en Chiapas, la circunstancias son las mismas: los nuevos funcionario llegan a cumplir una tarea específica, un propósito planeado, una misión con claras repercusiones en el futuro inmediato del gobierno sabinista. ¿Cuáles son lo propósitos del proyecto?, ¿Qué circunstancias se tomaron en cuenta?
Al igual que el resto de las entidades federativas, en Chiapas se inician los preparativos del proceso electoral para elegir diputados federales. La elección intermedia guarda cabal importancia porque podría marcar el próximo retorno a Los Pinos del Partido Revolucionario Institucional o el inicio de la recuperación panista luego de derrotas consecutivas desde la asunción de Felipe Calderón.
El perredismo, por su parte, se encuentra en su peor momento de preferencia electoral y la nueva dirigencia encabezada por Jesús Ortega deberá bregar contra el divisionismo natural, genético, de la izquierda que aglutina.
En ese panorama nacional de debilitamiento perredista, de aflicción panista y de fortaleza priísta, que se refleja necesariamente en nuestra realidad local, se han dado claras reacciones del sabismo.
El propio gobernador Juan José Sabines Guerrero, que construyó una excelente relación con la familia del extinto secretario Mouriño, operó un rápido acercamiento con el actual responsable de la política interior y fue el primer gobernador recibido por Gómez Mont, circunstancia nada gratuita en la política mexicana.
A la buena relación del Sabines con Calderón habrá que sumarle los puntos que le abonan el oportuno contacto con el Secretario de Gobernación que —como es sabido— no es del círculo cercano del presidente y representa una corriente panista distinta —que no contraria— a la del mandatario. Evidentemente, el propio mandatario estatal ha construido su propia interlocución directa con el panismo en el poder.
En el caso del perredismo, luego de la derrota pejista y del triunfo de los chuchos, poco servía al proyecto sabinista la interlocución de Jorge Antonio Morales Messner cuando se ha fortalecido la relación directa de Alejandro Gamboa, actual dirigente estatal perredista, con la cúpula solaztequista.
Evidentemente, el exsecretario de Gobierno limitaba sus márgenes de operatividad política en el presente proceso electoral por su destacada condición de perredista y por sus obvias y legítimas aspiraciones políticas.
Pero más allá de estas condiciones, es imposible olvidar que Morales Messner fue un hombre cercanísimo al exmandatario Pablo Salazar Mendiguchía e importante operador, junto con Herrán Salvatti, del gobierno del mismo.
Si el actual mandatario se propone evitar la intromisión anunciada de Salazar y de Salvatti, en las elecciones que transcurren, era inevitable el reemplazo de Morales Messner. No se corrió el riesgo de poner a prueba su lealtad al sabinismo, no era necesario. Se optó por nombrar a un político con mayor interlocución con el priísmo, con el panismo y con la propia Secretaría de Gobernación.
Además, el nombramiento mismo del actual Secretario General de Gobierno, Noé Castañón León, fue un mensaje claro para Salazar Mendiguchía y Herrán Salvatti, quienes acosaron y persiguieron al primero cuando ocupaba la presidencia del Tribunal Superior de Justicia del Estado.
Castañón es un jurisconsulto destacado que regresa a Chiapas en momentos en que avanza las averiguaciones previas por los millonarios desvíos de recursos en la administración salazarista, luego de la devastación provocada por el huracán Stan. Los mensajes tras las designaciones son claros para sus destinatarios.
De cara al proceso electoral federal, Juan Sabines tomó decisiones para consolidar su interlocución con el panismo, el priísmo y el perredismo. También para evitar la intromisión pablista en la política local. En mi consideración este pareciera ser el proyecto detrás de las designaciones. Al tiempo.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Los barrotes acechan


jueves, 13 de noviembre de 2008

lunes, 10 de noviembre de 2008

El embrujo efectivo (De novela VII)

Embargado por la culpa, Alberto leía las fórmulas que encontraba ocultas en revistas de embrujos que adquiría a escondidas su esposa . “Encienda tres velas rojas, queme sahumerio casero y recite el siguiente poema frente a un espejo expuesto al sol del amanecer: Diosa de la pasión/ concédeme que el amor de mi vida / permanezca amarrado a mi existencia / que abandone a (nombre de la rival) / y olvide por siempre el pasado”. Tiempo después, con la demanda del divorcio en la mano, habría de enterarse que su mujer se había huido con su amante casado.

jueves, 6 de noviembre de 2008

Mouriño, Sabines y Chiapas (Columna Rumando)


Enrique Alfaro


A diferencia de sus antecesores, los dos últimos gobernadores de Chiapas han establecido en su momento una excelente relación con presidentes de la república aún cuando fueron postulados a sus respectivos cargos por partidos políticos distintos e incluso confrontados.
Pablo Abner Salazar Mendiguchía, postulado por una coalición que incluía al Partido Acción Nacional, siempre fue considerado más cercano al PRD y mantuvo una relación empalagosa con Vicente Fox Quezada al que terminó traicionando.
Juan Sabines Guerrero, sin militancia política actual, pero electo por las siglas del Partido de la Revolución Democrática, sostiene una relación pragmática, obligada, de buenos términos con el mandatario panista Felipe de Jesús Calderón Hinojosa.
Los gobernadores anteriores eran resultado de la grosera imposición de los presidentes priístas y, por lo tanto, representaban directamente los intereses del mandato imperial mexicano.
Pero la relación de los gobernadores con los mandatarios de la nación no se construye solamente de manera personal, directa, sino también a través de relaciones próximas u oficiales, que alimentan, enfrían, entorpecen o socavan los vínculos establecidos.
Los presidente de la república no pueden atender de manera directa todas las relaciones institucionales que deben establecerse con los titulares de las entidades federativas, por lo que de manera natural delegan esta responsabilidad a la secretaría encargada de la política interior.
Luego de la cuestionada elección presidencia, Chiapas fue el primer estado en elegir a un gobernador postulado por el partido de Andrés Manuel López Obrador. De ahí que desde entonces se operara el acercamiento de Felipe Calderón con Sabines Guerrero, cuestión que ha favorecido a los chiapanecos.
Más allá de las filias y fobias políticas y partidistas, es necesario entender que Chiapas depende presupuestalmente de la federación. La gravedad de esta dependencia que es casi total, marca de manera rotunda la relación entre el ejecutivo de Chiapas y de la República.
A ello hay que agregarle el interés de seguridad nacional que representa nuestra entidad por su condición de frontera y de territorio donde está establecido el movimiento guerrillero que se levantó en armas contra el gobierno federal.
Todas estas consideraciones políticas, presupuestales, de seguridad, que confluyen en la estabilidad nacional, tenían relación directa con la secretaría de Gobernación, cuyo titular era el joven Juan Camilo Mouriño Terrazo.
Por lo tanto, no resulta exagerado ni ocioso concluir que Sabines Guerrero y Mouriño Terrazo guardaban una buena relación que se triangulaba con Calderón Hinojosa o viceversa. La juventud igualaba a los tres políticos. Una nueva generación.
Hoy está ausente Juan Camilo y en cuestión de horas se conocerá al nuevo titular de la Secretaría de Gobernación, instancia interlocutora entre los ejecutivos estatales y el federal.
La nueva designación podrá incidir indiscutiblemente en la relación institucional de Chiapas con la federación. He ahí la importancia de este evento para los chiapanecos. Juan Sabines lo sabe y seguramente está atento. Descanse en paz el joven Mouriño.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Tío Sam


Zoología política III


jueves, 30 de octubre de 2008

Zoología política I


miércoles, 15 de octubre de 2008

Lección


jueves, 9 de octubre de 2008

Chinkultic, estigma y justicia

Rumando
Enrique Alfaro


La tragedia sucedida en Chincultik debe asumirse tomando en consideración algunas ópticas que deben incidir en las próximas decisiones del gobierno local.
En lo internacional: Desde el levantamiento zapatista el mundo entero a conocido y denunciado las constantes violaciones a los derechos humanos en Chiapas. Las campañas del gobierno federal para acreditar la búsqueda de una salida negociada con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional devinieron finalmente en desinterés y aparente olvido. Pero al mismo tiempo, los gobiernos priístas y panistas invirtieron gran cantidad de presupuesto para sostener una estrategia informativa internacional que hiciera creíble el respeto a los derechos fundamentales en nuestra entidad. “El gobierno de México respeta de manera irrestricta los derechos humanos en Chiapas” era y es la costosa consigna oficial. Por eso resultó importante para la actual administración federal deslindarse del operativo fatal en las cercanías de las ruinas Chinkultic, pues de esa manera se lavó las manos ante la comunidad internacional, dejando la “papa caliente” al gobierno local.
En lo nacional: Las organizaciones no gubernamentales han logrado denunciar los excesos y omisiones que cometieron algunas autoridades locales. La noticia trascendió, como era natural, las pretendidas cortinas. Los últimos gobernantes chiapaneco han cargado con estigmas por represiones y matanzas. El actual gobierno pudiera no ser la excepción. Sin embargo, esta desafortunada tragedia pudiera resultar una oportunidad para acreditar ante la comunidad nacional e internacional el respeto cabal a los derechos humanos y de esta manera evitar que el estigma persiga al mandatario chiapaneco.
En lo local: Las organizaciones de defensa de los derechos humanos tiene mucho que decir y que abanderar por lo sucedido en Chinkultik. Ignorar estas demandas pudieran contrarrestar los esfuerzos internacionales del gobierno del estado y al mismo tiempo deteriorar la relación con el movimiento social independiente y con el mismo EZLN. Por ejemplo, no se puede presumir una política migratoria ejemplar y al mismo tiempo ser omiso en la defensa de los derechos humanos de las comunidades chiapanecas.
Por tanto, es necesario que el gobierno del estado acredite la defensa irrestricta de los derechos humanos ante la comunidad internacional y nacional y ante el propio gobierno federal. Para liberarse del estigma, es imperioso que se realice una profunda y profesional investigación de lo sucedido, tomando en cuenta la participación tanto de las comisiones de derechos humanos nacional y estatal, y de prestigiadas organizaciones no gubernamentales. Permitir el acceso a toda la información que produzca la investigación pudiera ser peligroso para quienes favorecen el discrecionalismo y la impunidad, pero favorecería la credibilidad y la correcta aplicación de la justicia. La disyuntiva es: cargar el estigma para siempre o aplicar la ley de manera ejemplar, al costo que sea, para hacer justicia a todos los que participaron de algún modo en el enfrentamiento, sean estos pobladores, policías o mandos de seguridad. Juan Sabines tuvo los arrestos de visitar a los deudos del desalojo de Chinkultic, ahora debe continuar ese esfuerzo para hacer justicia, paz y dignidad.

martes, 7 de octubre de 2008

Juan José Sabines Guerrero


domingo, 14 de septiembre de 2008

Palabras de Arcadio Acevedo.... ¡Egoteca! ¡Egoteca!
EL CARICATURISTA DE CHIAPAS

Enrique Alfaro, caricaturista e ilustrador, talento manifiesto de manera temprana en manos, rodillas, cuadernos, camisas, libretas y manteles primero; en los odoríferas paredes de los sanitarios de Arriaga, después; en la impaciencia de padres y amigos enseguida. Luego, arriado por el viento, en diarios y revistas de diversas entidades del país, del D.F. Finalmente, para desgracia de funcionarios y políticos corruptos (¿pos qué hay de otros?), en Tuxtla Gutiérrez.Los intelectuales (es decir, en esta tierra de olvidos, los que concluyeron el kinder) han referido a Alfaro como el Prometeo (y sí Cumpleo) moderno, el garduño de fuego que ilumina con su crítica, con su acidez y con su humor la conciencia del pueblo. Mí no entender.Los menos doctos lo concebimos obrero del lápiz -estilógrafo aunque le cueste más trabajo, joven-, empecinado perfeccionista que, tras veinte años de dibujar el oficio nuestro de cada día, se ha convertido en el mejor orfebre chiapaneco de la crítica sutil, ética, gráfica, estética, elocuente. La que mueve a reflexión y a sonrisa, pues.Con su obra, Alfaro echa por tierra los asertos de Budelaire y Descartes, en el sentido de que lo cómico es uno de los signos más claros de lo satánico que hay en la humanidad; y que la burla es una especie de alegría mezclada con odio.Al nivel de los maestros de la caricatura en México –Naranjo, Rius, Magú, Calderón y cien etcéteras-, Enrique Alfaro, desde hace años poseedor de un estilo peculiar, inconfundible, comparte con ellos la facilidad para eludir en sus críticas acerbas el mal gusto, la obviedad, la chabacanería.La ironía surge del desequilibrio. Enrique Alfaro mantiene en su caricatura cotidiana ese singular equilibrio que estriba en sostener –en paradoja constante-, hasta un límite, un desequilibrio vital, que haga posible su éxito.En la percepción popular, muy difundida, Alfaro dejó de ser uno de los caricaturistas chiapanecos –muy ralitos en número, por cierto-. Alfaro es El Caricaturista de Chiapas.Qué bueno que también las autoridades municipales, generalmente burriciegas, así lo vean.

Arcadio Acevedo. Monero.

¡Egoteca! ¡Egoteca!
Dos anécdotas de Enrique Alfaro

(Extracto del libro Periodismo Contemporáneo de Sarelly Martínez, publicado por la Fundación Manuel Buendía)

“Un ejemplo de esos exabruptos lo vivió el cartonista Enrique Alfaro Santos, quien era diseñador de Ámbar. En una ocasión en que faltaba material para completar la edición del semanario, insertó una de las caricaturas que había hecho para un libro inconcluso de humor negro.“Debido a que el semanario se imprimía en Oaxaca, Alfaro tenía que cerrar la edición los viernes, para que el lunes lo estuviera distribuyendo, después de un viaje fatigoso de ocho horas de ida y ocho horas de regreso de la antigua Antequera.“Cuando estaba de vuelta con los ejemplares, se enteró de que el gobernador había realizado cambios en su gabinete, y él, sin saberlo, había incluido en la primera plana de Ámbar un cartón donde un político con un anzuelo pescaba en una taza de baño. El titular era todavía más explícito: “ Gabinete en formación”.“Patrocinio González Garrido llamó a los directivos de la publicación para reclamarles el ultraje y externarles su deseo de hablar con el autor de la caricatura:“No fui- señala Enrique Alfaro-, porque no me habría creído que el cartón no tenía nada que ver con lo que había anunciado el lunes por la mañana, y que implicó la remoción de algunos de sus funcionarios. (Entrevista, 24 de julio de 2006).“Pasado algún tiempo, Alfaro publico un nuevo cartón en donde se veía al gobernador en la cima de una montaña, gritando “eco, eco, eco”, y el eco le respondía: “Ego, ego, ego”.“También en esa ocasión, el gobernador reclamó a los directivos el trato noticioso recibido en Ámbar, y pidió nuevamente que el autor de la caricatura se presentara a sus oficinas. La respuesta, por parte de Alfaro, fue la misma: no recibir el regaño.“Cuando se enteró de la negativa, el comentario de Patrocinio González Garrido fue:2 Si se niega a venir, es que seguramente ese muchachito es más egocéntrico que yo”“Los cartones nada complacientes de Alfaro y de Arcadio Acevedo; los reportajes de Fredy López Arévalo, Leticia Hernández Montoya, Elio Enríquez y Juan Balboa; los comentarios de Enrique García y Sergio Stahl; las reflexiones provocadoras de Walda Barrios, Andrés Fábregas Puig y Becky Álvarez del Toro, y las fotografías sin retoque de Elianne Cassorla y José Angel Rodríguez fueron creando en el gobernador una malquerencia con el colectivo Ámbar, que se incrementó con la publicación de un reportaje gráfico del desalojo de los indígenas de Chalam del Carmen.“Patrocinio González Garrido no ignoraba , sin embargo, que en ese grupo de periodistas jóvenes, inquietos y profesionales, se podía apoyar para asentar una nueva visión de comunicación social en Chiapas. Se acercó a Juan Balboa para decirle que hicieran periodismo bajo la condición de no criticar nunca la figura del gobernador, aunque sí a sus colaboradores.“La parte donde pedía respeto a la figura del gobernador era la manzana de la discordia. Los más irreverentes, Juan Balboa, Fredy López y Viétnika Batres Sentían en esa propuesta la represión hacia la prensa, mientras Andrés Fábregas, Enrique García, Leticia Hernández y Elianne Cassorla entendían la propuesta como toda una ventana de oportunidad al futuro. Fue imposible llegar a un acuerdo y Juan Balboa fue, finalmente, a hablar con el gobernador para decirle que era imposible aceptar aquello de “ respetar la figura del gobernador” porque atentaba contra la libertad de expresión (García Cuellar, 2004: 86).“Aunque el gobernador se encolerizó con la decisión de los socios de Ámbar, no los reprimió, si no que con paciencia de orfebre fue quitándoles socios para incrustarlos en la estructura gubernamental, y no permitió que ninguna publicidad oficial apareciera en el semanario hasta que ya, sin recursos, la publicación tuvo que cerrar en 1990.“Los colaboradores principales tuvieron que emprender la diáspora: Juan Balboa se trasladó a Cuba; Fredy López Arévalo, a Costa Rica; Sergio Stahl, a Los Ángeles, y Enrique Alfaro, a Yucatán”.

De novela I
El mundo encima

Enrique Alfaro

Y de pronto llegué a los 41 años de vida, envuelto en un mar de eventos jamás imaginados por mi.Recuerdo que hace un año mencioné el propósito de escribir una novela y el destino me hizo vivirla de manera amarga, innecesariamente cruel.¿Merecida? Seguramente.Pero es el daño colateral el que más duele, el que taladra el alma, el que deja marca permanente en el carácter (si algo queda de él).Decía yo que mis hijos se criaban como animalitos amarrados al refrigerador y sigue siendo un hecho cierto, sólo que ahora están bastantes más creciditos y con un hambre que sólo puedo juzgar de ancestral, acumulada de tiempos inmemorables, inscrita en lo más recóndito de su código genético.Pero la circunstancia es que seguimos ahí a un año de distancia, abollados, magullados, algo adoloridos, pero vivos y más juntos que nunca.¿Había necesidad de que la vida los hiciera madurar prematuramente? Yo diría que no, pero la hiel les fue dada sin que se les pidiera consentimiento, sin que pudiera yo evitarlo, siendo talvez responsable de ella.Y la vida continúa, pese a lo profundamente común y odioso del lugar. Enrique, Jesús y Andrés son ahora, en mi consideración, unos viejos muy jóvenes. Aún cuando su plática es la misma, en ocasiones se ponen serios, extrañamente sensatos y hablan de la vida como adultos. Que si es dura y desalmada, que si hay que enfrentarla y vivirla como se presente, que si ya no hay tiempo para llorar sino acaso para resignarse. ¡Que cruel es el lenguaje de los adultos en boca de los menores!Sospecho que estos enanos me crecieron sin tener circo. El moreno debió consumir abono porque desde los doce años esta de mi tamaño y corpulencia. Ya tiene meses que abandoné la costumbre matutina de orinar en grupo con ellos porque en este mundo feroz, de competencia implacable, he comenzado a quedar atrás por no decir superado..Enrique júnior me ha demostrado hasta la saciedad que no soy rival en el ajedrez. Ciertamente mi pequeña fama de buen ajedrecista es inmerecida (sin embargo cree aún que le gano en el juego y que mi desinterés por competir es para no avergonzarlo). La voz le empieza a fallar, síntoma inequívoco del inicio de su adolescencia y su delgadez está desapareciendo para dar paso a un “embarnecimiento” que engrosa sus extremidades.Andrés, el menor, está donde el amor de los hermanos lo guía. Separarlos sería una crueldad. Ama a sus hermanos tanto que puede pelear todo el día con ellos hasta llegar la noche. El odio desaparece luego y termina enmarañado entre almohadas y sabanas y metido en las costillas de uno de ellos. Inicia su sueño en su propia cama y amanece abrazado de alguno de los mayores. Por supuesto, ninguno reclama.Con el mundo encima, los Alfaro viven su realidad. El padre pagando sus culpas, los hijos padeciendo las consecuencias...¿Los merezco? Sinceramente no creo. Pero agradezco a Dios haberme dado estos hijos y que permanezcan conmigo.

De novela II
El mejor de los padres

Enrique Alfaro

El día del padre coincidió con el onomástico de Jesús. En su festejo le recordé la anécdota de su hermano Enrique.Resulta que aún siendo un estudiante de preescolar pasé por el y lo llevé a una de las tiendas departamentales de moda donde le compré un juego que me llamó la atención por lo evidentemente didáctico. Luego de salvar la caja de pago le permití romper la envoltura y pudo apreciar el regalo: un abecedario parlante que bastaba con oprimir una de las letras para que dictara el nombre de misma, su pronunciación y varios ejemplos de palabras que iniciaban con ella. Además los números eran musicales.Mi pequeño hijo descubrió todas las bondades del juego de golpe. Volteó a verme con los ojos iluminados, un tanto llorosos, y me soltó a boca de jarro: “eres el mejor de los padres que he tenido”.Debo confesar que hasta la fecha sigo inconforme con el agradecimiento de mi hijo.Pero exactamente un mes después del cumpleaños de mi “chabelón” arribo a los 41 años. El 15 de julio para ser preciso.Siempre me ha provocado algo de depresión el sumar años a mi vida (¿se le puede llamar así a la sucesión de eventos que me han atropellado por poco más de cuatro décadas?). Pero la visita de mis amigos y familiares termina por levantarme el ánimo y se esfuma mi sobriedad deprimente.Me reencontré con el libro de Pablo Neruda Confieso que he vivido. Y a pesar de los pesares agradezco el existir como la entelequia que soy, el ente que preexiste, la substancia que habito.Este año me propongo voltear hacia adentro, escudriñar en el pasado latente y volcarlo, revolcarlo con furia, para luego reconciliarme con el. Espero que me de concesiones y termine por guiñarme atisbando el futuro.Entonces le podré gritar a mis hijos: ¡He aquí el mejor de los padres!

De novela III
La novia de mi hijo y el gusto por el dibujo

Enrique Alfaro

Humberto solo tiene 9 años pero ya tiene interés en una amiguita del salón. Hace unos días me contó que finalmente le dijo que la quiere. Me sorprendió su atrevimiento y valor, pero me aclaró las circunstancias.En la hora del recreo se plantó frente a ella y le soltó a boca de jarro: ¡Te quieee....! y corrió sin poder concluir la frase traicionado por los nervios.Después, poco antes de salir de clases, retomó bríos y deteniéndose nuevamente frente a ella le dijo: ¡Rooooooo!Últimamente ha abandonado el gusto por el dibujo, pero eso obedece al hecho simple de que no me ha visto bosquejar. Invariablemente lo hace al mismo tiempo que me ocupo en la elaboración de algún cartón político, pero gusta usar recortes de personajes políticos para crear sus propias historias, sus propias caricaturas.Ya le he dicho que es posible vivir del oficio de caricaturista siempre y cuando haga una solo comida al día evitando el desayuno y la cena (se sonríe y creo que no muy me hace caso).Mi padre dibujaba muy bien. Recuerdo que de memoria dibujaba en el pizarrón una célula con todos sus detalles y componentes. Usaba gises de colores y por lo mismo siempre andaba manchadas las bolsas del pantalón donde los guardaba.Una ocasión tuve el atrevimiento de reprobar la materia de dibujo en la secundaria técnica a la que acudía en mi pueblo natal (Arriaga, capital del mundo). Me dio mucha pena con mi progenitor porque el era profesor de esa misma escuela y amigo personal de quién impartía la clase que tuve que aprobar en un examen extraordinario.¿Quién habría de imaginarse que algunos años después me dedicaría al dibujo de manera profesional y ganaría algunos reconocimientos? Pero el bochorno aún no se me quita.Ya en la preparatoria, al participar en una huelga, dirigí mis trazos al directivo del que exigíamos su renuncia inmediata. El original de la caricatura lo coloqué en el periódico mural acompañando los recortes de los periódicos que daban cuenta de la protesta estudiantil. El paro concluyó de manera fracasada. Ni el directivo se fue y sólo corrieron a unos pocos de los estudiantes rebeldes (entre ellos yo).Mucho tiempo después, unos amigos periodistas me llamaron para contarme que se encontraban en un conocido bar tomando unos tragos. Me pusieron al teléfono a “un viejo conocido” que me quería saludar. No pude reconocer la voz que me hablaba con familiaridad y tuve que pedirle que se identificara.–Alfaro, soy Roldán. Durante muchos años conservé la caricatura que pegaste en el periódico mural de la escuela. Ahora lo he perdido ¿Podrías volver a dibujarla para que la siga conservando? El directivo siempre había guardado el cartón elaborado por el joven huelguista, aprendiz de dibujante.

De novela IV
El Siempreviva

Enrique Alfaro

Don Juanito era el velador de las instalaciones de la editorial Ámbar. El periodista arriaguense, Juan Balboa, era director de la revista y el escritor yajalonteco, Oscar Palacios, del semanario.Con frecuencia trabajada hasta la madrugada en la producción del hebdomadario por lo que me retiraba en taxi a mi domicilio pocas horas antes del amanecer.Una ocasión estando a la espera del auto de alquiler me puse a platicar con don Juanito. Me contó la historia de un conocido suyo al que apodaban “El Siempreviva”. El sobrenombre se lo había ganado porque luego de algunos años de dedicarse a consumir bebidas alcohólicas (era teporocho, pues), vivió un episodio poco común.Los amigos bolos de este personaje le casaron una apuesta: debía consumirse una botella de licor barato de un solo trago. Dicen que preguntó a cuantos pesos ascendía lo reunido, miró fijamente el envase del alcohol de caña, apreció la transparencia del contenido, valoró el cuerpo de la bebida, levantó una ceja con gesto de Pedro Armendáriz y la hizo enteramente suya.Para sorpresa de los comensales (¿o bebensales?), bastó una sola tragantada para que el contenido virtuoso escaseara, quedando la botella desamparada, íngrima, vacía como la cabeza de Fox.Miradas de admiración le rodearon, los presentes callados hacían patente el respeto a esa garganta prodigiosa, única. Sólo una voz se atrevió a interrumpir:–¿Querés otro trago, compa...?Jamás estuvo tan lúcido como en esa ocasión cuando, alisándose los espesos bigotes caídos, contestó con seguridad:–Ya no más. Es la hora de partir...Y tomando el dinero de la apuesta, se encaminó por las veredas del río Sabinal. Dicen que pensando en las delicadas trenzas de su María Candelaria, que seguramente a esas horas estaría vendiendo flores en su barca bajo el candente sol.Pronto la mirada se le nubló. Sin chinampa donde caerse, se vio desfallecer sobre el profundo canal de Xochimilco. Lo cierto es que no cupo en la pequeña zanja de un metro donde corren las pestilentes aguas que alimentamos todos los tuxtlecos y se dio un ranazo en el encementado.Los amigos, a lo lejos, vieron derrumbarse esa institución del trago, ese templo de Baco y corrieron a su auxilio. No se le acabó el combustible, se le esfumó la vida, dijeron los de la Cruz Roja. Nada que hacer. Una baja más del Batallón de la muerte.Pronto avisaron a la viuda que vivía en Terán. El féretro era sencillo pero digno. La velación transcurría con normalidad. La mujer desamparada lloraba sin contención. “Sólo a la lluvia le permitimos llorar tanto”, diría mi amigo poeta Wlbester Alemán.Y de pronto sucedió lo acontecido (¡Ni se atrevan a criticarme¡ Si los chiapanecos decimos “mucho muy” ni modos que yo no pueda decir lo anterior. O es mucho o es muy dice el antropólogo Andrés Fábregas, pero seguimos diciendo “mucho muy” y no pasa nada en Chiapas).Decía yo que sobrevino lo inesperado: Justo cuando los rezos concluían, el ataúd se abrió y de él asomó el más pálido y tenebroso rostro que pueda poseer un humano. Algunos alcanzaron a ver a la viuda salir corriendo, otros ni eso vieron en su desesperación por alejarse del lugar. Todos se hicieron ojo de hormiga.Sin más ayuda que sus menguadas fuerzas, el resucitado se bajó del cajón como pudo y alcanzó a caminar unas cuadras antes de encontrar un aguaje donde curar su espantosa cruda. Se bebió dos frías y regresó a la inconciencia.Otros dos días dilató en despertarse sin recordar nada. Luego de que le contaron que ya estaba muerto y que de entre los difuntos había regresado exigiendo su caldo de chuti, el hombre se encontró a si mismo y decidió, con la más grande serenidad que pueda poseer un individuo, dejar de tomar de una vez y para siempre...Desde entonces, me decía don Juanito, cada que lo vemos le gritamos ¡Siempreviva! Y el nos responde el saludo con una sonrisa nostálgica.La historia me gustó y se la fui contando, con lujo de detalle, al taxista que me conducía finalmente a mi casa. Él, callado, dejó que concluyera y cuando me disponía a descender de su auto, me dijo:–Todo es cierto. Así me dicen desde entonces...De golpe caí en cuenta que el conductor era precisamente el personaje de la historia que me acababan de contar. El Siempreviva me había conducido a mi domicilio y yo, segundos antes, dudaba de la veracidad del relato. ¡Bendito velador! Nunca me advirtió que el resucitado trabajaba de taxista.A propósito, mientras trabajé en Ámbar, por estas fechas celebrábamos a profundidad. Se juntaba el cumpleaños de Balboa, del licenciado Narcía y del susodicho autor de estas líneas. Luego de sobrevivir a tres días de enjundiosa fiesta, terminaba yo con el mismísimo rostro del Siempreviva recién salido de su féretro ¡Qué tiempos!Posdata: El directivo escolar del que hice referencia en la anterior colaboración apellidaba Salazar Mendiguchía ¿será por eso que me fue mal todo el sexenio pasado?

De novela V
El delincuente que soy

Enrique Alfaro

Sospecho que tienen razón los que sostienen que soy un malviviente. Me he puesto a recordar mi historial de delincuente y me he sorprendido ingratamente.La primera vez que fui detenido aún no me salía bigote. La acusación debió ser por delincuencia organizada porque fuimos sorprendidos en pleno hurto, con las manos en la maza...Aun cuando no encabezaba el grupo de transgresores, era yo parte importante del mando. Esa noche, como en otras anteriores, fuimos convocados a la guarida. Ahí sobre unas inmensas piedras acumuladas en la esquina de mi casa, bajo la tenue luz del poste, discutimos los detalles del plan: “Vamos todos en bola, los más pequeños echan aguas, regresamos corriendo y nos repartimos lo robado”.El procedimiento había demostrado su efectividad en ocasiones previas. Partimos en fila india. Los mayores por delante.A las afueras del mercado se instalaban los puestos de sandia. Al atardecer cubrían los rimeros con inmensas mantas blancas. Obviamente, los veladores eran insuficientes para cubrir los tres grandes costados del mercado de Arriaga.Esperábamos a que los guardianes dieran vuelta en algunas de las esquinas y entonces rápida y sigilosamente nos desplazábamos hasta las pilas cubiertas, tomábamos los grandes frutos ocultos bajo las mantas y desaparecíamos sin que las miradas indiscretas nos identificaran.Esa ocasión advertimos que faltaba un velador por lo que la tarea se hizo más sencilla. Con mucha facilidad nos deslizamos hasta los montones de sandias y metiendo mis infantiles manos bajo la manta, jalé la más grande. Para mi sorpresa el fruto no se movió y solo escuché un gemido. A cada nuevo intento por separar la sandia del suelo le sucedía un quejido cada vez mas intenso. Fue entonces que uno de mi compinches cayó en cuenta de lo que sucedía: ¡Le vas a arrancar la cabeza al velador!, me gritó apanicado.No tuve tiempo de huir. El vigilante, aún adormilado, me sujetó las manos antes de que yo pudiera cercenarlo. Los demás se quedaron en solidaridad con el ladrón atrapado. Nos condujeron hasta la comandancia y la regañiza fue nada ante la gran puteada que nos recetaron nuestros padres al ir a “liberarnos”. Esa noche no puedo olvidarla porque dormí con hambre de sandía y porque así empezó mi carrera delictiva.

De novela VI
Nuestro querido Pablo en Tuxtla

Enrique Alfaro

No me dejará mentir Víctor Manuel Pérez López ni David Santiago Tovilla pero por circunstancias políticas nos tocó convivir con nuestro querido Pablo Milanés por varios días en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez. Logramos fraternizar al grado de acompañarlo en largas veladas que invariablemente terminaban en la madrugada con la degustación de hot dogs gratuitos en la esquina del parque Santo Domingo. Llegamos, incluso, a mentarnos la madre.Víctor, David, Alfredo Sánchez y Francisco López “Uncafaecsa” integrábamos una brigada que denominábamos “Compa Campa” en honor al histórico dirigente obrero Valentín Campa Salazar, el comunista mexicano más encarcelado por su activismo político en sindicatos.En ese entonces formábamos las filas de la juventud del recién creado Partido Mexicano Socialista, fusión de los partidos Mexicano de los Trabajadores, Socialista Unificado de México, Patriótico Revolucionario, Unidad de Izquierda Comunista, Movimiento al Socialismo, Organización de Izquierda Revolucionaria-línea de masas, entre otras organizaciones.Nos llamaron de la ciudad de México para avisarnos de que llegaría una brigada para sumarse a la campaña presidencial que desplegábamos en Chiapas a favor del ingeniero Heberto Castillo Martínez. Nunca imaginamos que Pablo vendría como integrante de la misma.Llegaron a las oficinas del PMS en una combi destartalada acondicionada como dormitorio y bodega de galones de pintura que se usaban para las “pintas”. En cuanto descendieron vieron la sorpresa en nuestros rostros. Su melena ensortijada sobre su amplia cara negra que sostenía sus lentes sobre su nariz negroide, lo hacían lucir más robusto. Aunque permanecimos mudos, puedo jurar que todos exclamamos en nuestra mente: ¡Pablo Milanes!Los recién llegados se rieron de nuestra expresión y nos advirtieron:– Imaginamos lo que están pensando.– No. No es Pablo, pero llámenlo así si gustan. Ya está acostumbrado.El parecido era brutal. Dos gotas de agua. Se podía jurar que eran gemelos. El Pablo Milanes mexicano estaba entre nosotros.Repuesto de la impresión, pronto la convivencia se volvió intima. De regreso de las largas jornadas de “pintas” por el centro del estado, con la tranquilidad de la tarea hecha, luego de conseguir no ser aprehendidos por las policías municipales, caíamos en la primera provocación:– Yo invito la primera, ¿quién va por ella?... Y la fiesta se armaba porque todos cooperaban para ir por varias caguamas de una vez.Ya entrada la noche, el hambre apretaba y lo invitábamos a comer hot dogs en el puesto de la esquina. Ya sin dinero, todo era plan con maña.En lo que consumíamos los primeros “perros calientes” provocábamos la plática sobre el “canto nuevo” y le empezábamos a llamar Pablo a nuestro Pablo, que se sonreía al adivinar nuestros planes. Mencionábamos en voz baja sobre la importancia de mantener en el anonimato su estancia en Chiapas, hasta que lográbamos resultados: Algunos de los comensales terminaba por “reconocerlo” y entonces preocupados le presentábamos a Milanes suplicándole que guardara discreción sobre su presencia. Felices nos pagaban el consumo conformándose con un autógrafo de nuestro artista incógnito. Invariablemente, la cena nos salía gratis y Pablo nos terminaba puteando con cariño:–¡Pinches cabrones!, me usan.Una ocasión mientras degustábamos unas caguamas decidimos cocinar un pollo enlatado que enviaban organizaciones no gubernamentales a las comunidades marginadas que pertenecían a la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC), pero el gas de la estufa se había terminado y era necesario cambiar el cilindro. Pablo se ofreció y para nuestra sorpresa, luego de instalar el tanque, abrió la válvula y acercó el fuego de un encendedor. Por instinto todos corrimos a ocultarnos de la explosión cuando vimos prender fuego a la conexión, pero no pasó nada. Nos explicó que la llama indicaba que aún existía fuga y siguió apretando la rosca hasta que no hubo más flama.–No se espanten. En el estado de México trabajo como repartidor de gas y esto es lo más común que hago todo el día. Instalo decenas de cilindros de gas...Y nos contó de las penas y glorias que sufría por su parecido con el afamado cantante cubano. “por ratos me abruma”, nos confesaba.—La última chingadera me la hizo mi jefe, el dueño de la gasera. Cumplió aniversario la empresa y celebró con un fiestón al que estuvimos invitados todos lo trabajadores. Yo llegué ya tarde y al ingresar al salón empecé a saludar a los cuates. En eso estaba cuando oigo que anuncian por el sonido: Señoras y señores, anunciamos el arribo del invitado de honor. Solicitamos al cantante Pablo Milanés que tome su lugar en la mesa principal... ¡Ya empezó mi jefe con sus fregaderas!, pensé. Y efectivamente, me tuve que acercar a saludar a los invitados especiales, amigos importantes del dueño. Abracé a mi patrón y le dije al oído: Usted sabe que no soy Pablo Milanes, ¡no me chingue jefe! Se sonrió y me contestó: “Usted aguante callado o lo corro del empleo. ¡Siéntate a mi lado mi querido Pablo!”. Sólo falta que me hagan cantar, rumiaba yo preocupado, pero no pasó nada. La fiesta transcurrió, me hicieron dirigir un saludo revolucionario, y a la salida de salón ya me esperaba una multitud para pedirme autógrafo. Tuve miedo de tanta gente, pero repartí saludos y abrazos ante la felicidad evidente de mi patrón.La campaña presidencial naufragó. Heberto declinó por Cuauhtémoc Cárdenas. Los hebertistas nos desilusionamos. Nuestro querido Pablo se regresó con su brigada a Distrito Federal. Al despedirse le pedimos un autógrafo. Entonces nos contó que durante años había repartido firmas a nombre del cantautor cubano, pero que su hermana se encontró al verdadero Pablo Milanés en el aeropuerto de la Ciudad de México y le pidió un autógrafo. Se sorprendió cuando se lo mostró: Nunca firmaba con su nombre sino que plasmaba una especie de garabato que la hacia de rúbrica. ¡Y pensar que el había repartido miles de saludos revolucionarios enteramente falsos! ¡Salud, mi querido Pablo!

lunes, 14 de julio de 2008

Enrique Alfaro

Enrique Alberto Alfaro Santos (Arriaga, Chiapas; 1967). Caricaturista, ilustrador, cuentista, columnista, bohemio, creador... Premio México de Periodismo 2007. La Universidad Autónoma de Chiapas le publicó el libro Ilustradores de Chiapas 1827-1955, primer tomo de una investigación sobre los caricaturistas, grabadores y dibujantes de la prensa Chiapaneca.

Enrique Alfaro