sábado, 15 de marzo de 2014

Transición y alternancia en Chiapas

Columna HOJA DE APUNTES
 Enrique Alfaro
A la fecha, en nuestro país se sigue discutiendo la validez de nuestra transición a la democracia y la alternancia política.
En Chiapas, estos extraños conceptos, son difíciles de aplicar a nuestra realidad local, pese a que en el año 2000 se anunció que arribábamos plenamente a ambas condiciones.
Luego de que los chiapanecos conociéramos, por primera vez, de la derrota de los candidatos priístas Francisco Labastida y Sami David, a las magistraturas federal y estatal, respectivamente, pareció concretarse los sueños de la transición democrática al mismo tiempo que el de la alternancia política.
Al paso del tiempo ¿Qué sucedió en realidad?, ¿se concretaron ambos conceptos?, ¿se arraigaron en la terca realidad chiapaneca?…
Correspondió a Pablo Salazar, ex senador priísta, acabar con los permanentes triunfos del tricolor en la gubernatura del estado. Pablo concretó con su triunfo la transición democrática en el estado e inauguró la alternancia política, pero al final de su sexenio renunció a ambas situaciones.
Salazar conformó un gobierno plural, sin permitir que los partidos que sostuvieron su postulación decidieran. El Pablismo fue fundamentalmente conformado por sus amigos priístas y sus incondicionales de los otros partidos.
La clase política se alternó parcialmente, pues se dio cabida en el gobierno a cuadros de la izquierda y la derecha chiapaneca que, por primera vez, paladearon las mieles del poder.
Ha sido el caso, sostengo, de los más parecido a la alternancia, pues aunque el gobierno fue plural, descansaba en cuadros formados en el tricolor, empezando por el propio Pablo.
Durante el pabliato, Salazar impuso control a sus partidos aliados y decidió la totalidad de candidaturas. Tampoco el PRI se salvó de la influencia salazarista pues sus liderazgos fueron condescendientes (Arely Madrid, por ejemplo) con el poder del gobernador en turno y aceptaban el avance de su oposición, en muchos casos encabezados por ex priístas.
Acostumbrados a obedecer al poder, los priístas apostaron a que el propio Salazar Mendiguchía los regresara a sus fueros, cuestión que se cumplió cabalmente.
Al finalizar su sexenio, por un cálculo fallido, Pablo le apostó a una nueva alternancia en el gobierno federal, con la derrota del PAN, y a la continuidad de su proyecto en el estado, con el PRD, con la salvedad de su candidato, como él, no era perredista sino priísta.
La “democracia” durante el pabliato fue bastante conducida y los candidatos opositores al PRI contaban con todo el apoyo de la estructura del gobierno estatal. No transitábamos a mejores estadios de democracia, padecíamos ya el poder feudal del gobernante en turno.
Tras una elección bastante discutida, el “ex priísta”, Juan Sabines Guerrero, asumió el poder, tras un proceso de continuidad dirigida. En Chiapas, la democracia no se había fortalecido, el poder transitaba de un cuadro formado en el PRI a otro en las mismas circunstancias.
Durante el sabinato, el establo tricolor se fortaleció en el gobierno mismo, ocuparon las candidaturas perredistas y panistas y dominaron amplios espacios de poder camuflageados de anti priístas.
La oposición fue poblada hasta que, al finalizar el sexenio, la apuesta gubernamental obligó a desfondar al PRD y al PAN. El beneficiario de esta nueva apuesta, todos lo sabemos, fue el Partido Verde Ecologista de México.
Muchos cuadros priísta, en la oposición, volvieron a emigrar pero en esta ocasión al partido verde. Y con ellos se fueron, también, cuadros de la izquierda y la derecha.
Pero esta ocasión no se dio una continuidad dirigida sino una alternancia asistida, pues no llegaba al poder un ex priísta…
En el actual gobierno, ocupan espacios de poder la vieja clase política y jóvenes cuadros del verde, algunos de ellos con origen perredista. Los panistas y perredistas que ocupan carteras menores, no representan posiciones institucionales de sus partidos. Su permanencia obedece a la amistad que guardan con el actual gobernador.
De cara al próximo, proceso es de esperarse la verdadera contienda se de entre el viejo establo político del PRI y los que ahora están en el Verde.
En el PRD no se atreven siquiera a elegir a su dirigencia sin voltear a ver al poder. El PAN, de cara a la elección de su nuevo liderazgo, cuenta con mayor independencia.
A mi entender, ésta es la situación de la “democracia” en Chiapas, con su “continuidad dirigida” y su “alternancia asistida”. Todo nos sigue llegando tarde.