lunes, 8 de febrero de 2010

¿Dónde está el viejo PRI?



Enrique Alfaro / Columna Rumando

Pese a que los delegados al Tercer Pleno Extraordinario del Séptimo Consejo Nacional del PRD instruyeron a la Comisión Política Nacional y a los Consejos Estatales, en donde habrá elecciones locales en 2010 y en el primer trimestre de 2011, para que continúen las pláticas y negociaciones, y revisen y emitan los acuerdos de aprobación de los convenios para el registro de coaliciones, en Chiapas difícilmente se aprobará una alianza antipriísta.
A favor de ellas he leído que se integran para derrotar al viejo PRI, es decir, para vencer a la vieja clase política que intenta reinstaurar el sistema hegemónico que gobernó por más de medio siglo nuestro país.
Ahora que el Partido Revolucionario Institucional se reconstituye desde los estados, la oposición de izquierda y derecha argumentan que es necesario hacer un frente común para vencer cacicazgos y evitar que los priístas de viejo cuño retomen el poder en los estados y de esa manera pavimenten el camino de regreso a Los Pinos.
De entrada, es necesario advertir que en nuestro estado no existe un cacicazgo priísta que combatir. Ninguna personalidad, ni ningún grupo bajo el amparo del PRI han logrado ser hegemónico en el control del poder local. En Chiapas, la fragmentación de los liderazgos ha dado como resultado que el tricolor haya sido derrotado en las tres últimas elecciones de gobernador, lo que no quiere decir necesariamente que los priístas hayan perdido.
Entonces, si se sostuviera en estas benditas tierras que se pretende derrotar al viejo PRI la pregunta saltaría de inmediato: ¿Dónde está el viejo PRI?
Yo creo que más que escudriñar en la nómina de tricolor es necesario voltear a ver al resto de los partidos. Basta revisar la lista de dirigentes actuales y los cargos de representación popular para encontrar tanto en el PAN como en el PRD, nombres y apellidos de personalidades que se formaron en el PRI, que pertenecen a familias tradicionales priístas, que se formaron en las filas del tricolor.
Por ejemplo, en el congreso local el grupo parlamentario del PRD está integrado considerablemente por ex priístas: Mi amigo José Ángel Córdoba Toledo fue durante muchos años representante del PRI en los órganos electorales; Marthita Grajales Burguete, fue priísta antes que perredista; Rafael Ceballos Cancino, tiene un viejo historial de dirigente agrario priísta de grupos señalados como “paramilitares”, y así le podría seguir…
Todos los partidos en la entidad han sido colonizados por la vieja clase política priísta y hasta los dirigentes más jóvenes pueden ser considerados de la escuela de los viejos dinosaurios. Entonces, ¿cómo combatir al viejo PRI si este se encuentra enquistado en todos los partidos políticos, tanto de izquierda como de derecha?
En la entidad, los pleitos y divisiones internas del Partido Revolucionario Institucional dieron como resultado que su clase política emigrara a los otros partidos para ocupar los liderazgos y puestos de representación popular. En Chiapas, el viejo PRI pasó de omnipotente a omnipresente.
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Porfirio Alejandro Muñoz Ledo y Lazo de la Vega, animal político tan talentoso como inconsecuente, ha criticado con inteligencia las alianzas de su ex partido (PRD) con el PAN. Sin embargo, toda su inteligencia no le es suficiente para justificar el oportunismo extremo de las alianzas del PT con el PRI. Como diputado petista debería juzgar con la misma vara y condenar a su propio partido por aliarse electoralmente con el PRI, que también resulta ser su ex partido. Su silencio lo condena.
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En igual circunstancia se encuentra el profesor Francisco Amadeo Espinosa Ramos, quién ha sido designado “comisionado electoral” del PT para la construcción de la coalición en Oaxaca, que incluye al PAN. Sus convicciones lopezobradoristas no eran tan firmes como para oponerse a lo que su líder tabasqueño considera una aberración. El oportunismo campea en el Partido del Trabajo, pero no de ahorita… “desdenantes”…