miércoles, 20 de enero de 2010

“Chovinismo”, temores y reservas…

Enrique Alfaro / Columna Rumando



Muchos comentarios provocó mi artículo sobre el “chovinismo” chiapaneco lo que habla de que efectivamente es un tema escabroso. Como es natural las opiniones se dividieron en dos grupos: los menos a favor de eliminar el requisito de ser chiapaneco de nacimiento para aspirar a un cargo de elección local, y los más que manifiestan reserva, u oposición abierta a tal propuesta.
Existe el temor de que la actual legislatura modifique la constitución eliminando el requisito en comento en el propósito de favorecer a actuales funcionarios que no son de origen chiapaneco.
También me recordaron que a pesar de este requisito constitucional hemos tenido gobernantes guatemaltecos y hasta cubanos y a la entidad nunca le ido mejor, siempre permanece en el atraso.
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Mi amigo el periodista Fredy Martín Pérez sostiene que “en la dictadura los gobernadores eran parte de la burocracia priísta que se concentraba en la ciudad de México y desde allá eran mandados a administrar el rancho llamado Chiapas”.
Ciertamente hemos tenido gobernantes que nacieron en Chiapas, vivieron fuera del estado toda su vida y fueron enviados a gobernarnos sin conocer su tierra de origen.
El profesor Alfredo Palacios Espinosa nos recuerda en su libro Mini historias del poder y el pueblo:
“A los tres días que el ilustre desconocido, Julio Cesar Ruiz Ferro se hiciera cargo interinamente de la gubernatura de Chiapas, por voluntad del presiente Zedillo, tuvo que ir a una de las colonias de Cintalapa a un evento importante. El viaje fue por carretera, casi en silencio, porque se sentía inseguro y desconfiaba de todos.”
“Así viajaron, sin apenas hablar hasta llegar al libramiento de Coita, por decir algo, preguntó en forma impersonal —a todos y ninguno en particular:
—¿Falta mucho para llegar a Coita?— Lo dijo viendo el señalamiento carretero que decía Ocozocoautla.
“Sus acompañantes se miraron extrañados sin saber que decir, pensando que tal vez bromeaba por eso, todos sonrieron. Ruiz Ferro, sin darse por aludido, volvió a preguntar muy serio:
—¿Falta mucho para llegar a Coita? Recuerdo que mis papás platicaban que ahí hacen muy buen pan. Todos se pusieron serios y apenados. Únicamente el chofer se atrevió a contestar:
—Coita es aquí señor.
—No, acabamos de pasar un señalamiento que dice Ocozocoautla.
—Es lo mismo, —le respondió el chofer­— La gente a Ocozocoautla le dice Coita. A muchos lugares con nombres oficiales el pueblo sigue diciéndoles su nombre popular.
“El gobernador guardó nuevamente silencio y los acompañantes más.
“A los pocos días cambiaron al chofer por otro.”
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Para José Joan Estrada Ibarias, al abordar el tema se le hace cosquillas al tigre. “Pero podría ser posible... en unos 20 años más”.
Estrada considera que “estas notas simplemente son para medirle el agua a los camotes...Ese argumento criticando el nacionalismo o sentido de pertenencia y llamando chauvinistas a los que no se abren a lo externo, es típico de los neoliberales...”.
Discrepo respetuosamente. Si de algo me acuso es de nacionalista. Milité en el Partido Mexicano de los Trabajadores —hasta su desaparición—, que encabezaba el ingeniero Heberto Castillo, político que se distinguía por sus propuestas a favor de la soberanía nacional. El logotipo del PMT era un glifo azteca y el slogan, rayando en lo cursi, era “queremos seguir siendo mexicanos”. A los pemetistas se nos acusaba de “pretender un socialismo de nopal”, pues insistíamos en nuestra condición de anteponer lo nacional a lo extranjero.
Creo sinceramente que eliminar de la constitución chiapaneca el requisito de ser chiapaneco de nacimiento para aspirar a cargos de elección local no nos hace menos mexicanos, ni menos apegados a nuestras raíces.
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Para Eduardo Cortes García el tema es “escabrosito” y el que los políticos se llenen los bolsillos nada tiene que ver el origen ni el amor por la tierra. Luis Vásquez Henestrosa considera que deben gobernarnos quienes demuestren que han hecho cosas buenas por el terruño, “y eso es lo que deberíamos valorar todos antes de votar o no votar”.
El periodista Isaín Mandujano, responsable en gran medida de este debate, acepta que “hay muchos no chiapanecos que han dado más a Chiapas que muchos que han nacido en esta entidad, pero es también conocido que muchos nomás vienen a saquear el erario y nunca más los volveremos a ver...”
Sobre exigir residencia efectiva para que quienes aspiren puedan ser escrutados por los medios y la propia sociedad, Mandujano considera:
“Si vivieran acá claro, sería estupendo que pudieran ser escrutados antes y después de su gobierno, pero dime ¿qué exgobernador vive ahora en Chiapas?, ¿porqué todos se van de Chiapas tan pronto concluyen su sexenio? salvo Absalón Castellanos Domínguez que lo veo a cada rato en la plaza y en los cafés públicos.
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Insisto, la condición de chiapaneco por nacimiento no hace más probos o no a los aspirantes a cargos de elección popular. Lo que si podría dar cierta garantía de honradez, de virtuosidad, es el que cumplieran con una residencia efectiva en la entidad de muchos años, lo que permitiría el escrutinio de su vida pública, antes de ser electos. Los medios y la sociedad chiapaneca tendría tiempo de conocer a los aspirantes, sus vicios y virtudes, su actuar, su proceder, incluso el origen de su bienes materiales, y con toda esa información ir a la urna a decidir.
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Agradezco a Luger Himmlisch, Julián Velasco Escandón y Ricardo Cuéllar, entre otros, la atención al tema y sus comentarios. A Raúl Mendoza que a manera de chascarrillo me mandó el siguiente comentario: “con el mas puro chovinismo chiapaneco, pedimos la cabeza de Juanito y que deje de molestar a nuestra paisana, juicio público y quema con leña verde al traidor de Juanito, jajajaja…”