domingo, 5 de diciembre de 2010


El silencio uniforme

Enrique Alfaro / Columna Rumando

Existe la percepción entre la ciudadanía de que la incapacidad de los partidos políticos para ponerse de acuerdo detiene el progreso posible del país. Se cree que los partidos opositores al gobierno bloquean toda iniciativa en vez de enriquecerlas o desaprobarlas de manera contundente. Y en efecto, permanecen congeladas en las cámaras importantes propuestas de ley iniciadas por el Ejecutivo. Esta incapacidad política para ponerse de acuerdo genera finalmente malestar ciudadano.
En contraparte, en Chiapas la desconfianza la genera la uniformidad, el acuerdo absoluto entre las fuerzas políticas, la colaboración que raya en el colaboracionismo entre partes que, se entendería, deberían ser contrarias.
Poco abona al ambiente democrático la actitud de las actuales dirigencias estatales de los partidos políticos, que incapaces de disentir se justifican con vacíos discursos de unidad.
Lo anterior viene a colación porque en días pasados, la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) dio a conocer un estudio efectuado en colaboración con la fundación Konrad Adeuner de Alemania, y la consultora Polilat, para conocer el desempeño democrático de las entidades federativas de la república.
Este llamado Índice de Desarrollo Democrático Mexicano arrojó que los empobrecidos estado de Chiapas, Guerrero y Oaxaca, resultan ser los de peor desempeño democrático, con calificaciones por demás reprobatorias.
Era de esperarse que los principales actores de la vida democrática de la entidad, alzaran la voz para juzgar el contenido del estudio en referencia, sin embargo prevaleció el silencio unánime de los importantes dirigentes partidistas.
Este estudio financiado por la dirigencia de los empresarios organizados sólo mereció la respuesta de dirigentes y ex dirigentes de la Coparmex en Chiapas, en algunos impresos nacionales.
En la escena democrática estatal, los partidos políticos, sus legisladores y representantes, no fueron capaces de defender con prontitud lo que les atañe de manera directa y por lo que, con frecuencia, se desgarran las vestiduras.
En lo personal creo que, como lo hicieron los socios de la Coparmex en Chiapas, existen argumentos para juzgar de manera diferente el desarrollo democrático de la entidad. Al quedarse callados los partidos políticos otorgaron credibilidad al estudio en cuestión. Hubiera bastado declaraciones por separado de las principales fuerzas políticas sosteniendo sus propios argumentos para cuestionar lo difundido en medios nacionales. Pero hasta en el silencio hay uniformidad.
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Agradezco los comentarios del fundador en Chiapas del Partido de la Revolución Democrática, Jorge Moscoso y del profesor universitario, Ricardo Cuéllar, a mi colaboración anterior:

“Los hijos, nietos o sobrinos de la vieja clase política que ha mantenido el poder en el estado de Chiapas y que están ligados a los viejos intereses, cual monarquía hereditaria, se aprestan a mantenerse en el poder ,sin ideología, proyecto, mérito o compromiso social.
De un lado y de otro, dentro del PRI y el PRD o en el PAN, son los mismos apellidos, las mismas familias dominantes, de los jóvenes que mencionas y otras que no señalas y que están en la jugada. He ahí el detalle”.
Jorge Moscoso Pedrero
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“Enrique: está muy bien tu comentario sobre los jóvenes políticos chiapanecos. Sin embargo me pregunto si la juventud que se alza en la política del estado no reserva algo más que la edad, pues no basta que sean administradores o tecnócratas de renovado cuño. Sería interesante observar un estilo, o mejor aún un proyecto político diferente para el estado. Será cosa de pensarlo. Bien por tus
comentarios. Son un buen punto de partida. Siempre me han llamado la atención tus observaciones. Has relevado a Juan Balboa. Con el saludo cordial de Ricardo Cuéllar”.