jueves, 4 de febrero de 2010

La sucesión presidencial y estatal

Enrique Alfaro / Columna Rumando


Nunca como antes un ejercicio presidencial se ha acortando tanto como el actual. Durante los regimenes priístas el poder del mandatario federal iniciaba su decline a partir de la mitad del gobierno y era hasta el último año de su ejercicio sexenal, con el candidato priísta electo, cuando el poder emigraba de Los Pinos a la casa de campaña tricolor.
Hoy el ciclo del presidente Calderón se ha reducido en la misma proporción que la eficiencia mostrada por su gobierno y el poder del gobernante panista ha mudado a otros poderes e instancias frente a su mirada impotente. En la soledad de Los Pinos, nadie en este país concibe de mejor manera la dureza de sus tiempos, por fatales e infecundos. Si Andrés Manuel López Obrador despilfarró su capital político en campaña, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa dilapidó el suyo en el ejercicio de gobierno.
En el sexenio presidencial de Ernesto Zedillo Ponce de León los aspirantes priístas aún se sujetaban a la regla no escrita de esperar a que el mandatario autorizara el inicio del juego sucesorio, con sus respectivas pasarelas mediáticas, para finalmente desembocar en la unción del sucesor y la formalización de su candidatura oficial.
Entonces correspondió a la oposición romper esa regla de “respeto presidencial”. Vicente Fox Quezada inició su pre candidatura con mucha anticipación para imponerse a su propio partido y para llegar a los tiempos de campaña reglamentaria en condiciones de competencia real contra la maquinaria oficial. En Chiapas, Pablo Salazar imitó a Fox y se adelantó a los tiempos políticos acostumbrados.
En su oportunidad, pese a insistir en que “lo dieran por muerto”, Andrés Manuel López Obrador gobernó el Distrito Federal haciendo campaña, en permanente rivalidad con el gobierno federal, teniendo presente en todo momento su aspiración presidencial. Felipe Calderón, por su parte, “rompió” el respeto presidencial entre los panistas al renunciar, competir y ganarle al “delfín” de Fox. Nuevamente la investidura presidencial, la vieja imagen presidencial, era desgarrada por las nuevas circunstancias y por los políticos emergentes. En la entidad, Juan José Sabines Guerrero tuvo que esperar a que se definiera la candidatura priísta para romper con su partido y marcharse a encabezar una coalición que finalmente triunfaría.
Hoy es el propio mandatario federal el que ha acortado su mandato al mostrar evidente incapacidad para ejercer el poder con el apoyo de su partido cada vez más disminuido. Esto ha permitido a la oposición priísta abrir el juego presidencial con toda anticipación. Los priístas no solo cogobiernan desde las cámaras legislativas, desean además se les entregue el poder por anticipado.
En esta lógica de tiempos adelantados, los aspirantes priístas promueven en toda la geografía nacional, pero sobretodo en los estados donde se celebrarán procesos electorales, la consolidación de sus equipos políticos.
En el ajedrez nacional ordenan avancen su piezas —aunque “rasguen” la vestidura y respeto que los mandatarios reclaman—, sobre todo donde no gobierna el Partido Revolucionario Institucional. El no sujetarse a los tiempos dictados por los ejecutivos es la tónica de los políticos emergentes, de las nuevas circunstancias políticas, de los partidos opositores en los estados y en la nación.
Bajo esa lógica entiendo yo actúan en Chiapas quienes se encuentran haciendo labor proselitista con miras a las elecciones de 1012. Unos, como el senador Manuel Velasco haciendo presencia mediática al declarar diariamente sobre tópicos nacionales y locales, sin desaprovechar ocasión para apoyar al actual mandatario. Esto sin descuidar que será en instancias nacionales donde se decidirá la eventual alianza PRI-PVEM en la entidad, por lo que sus esfuerzos se dan en la ciudad de México, bajo el supuesto amparo del padrinazgo de Enrique Peña Nieto, quién tuvo oportunidad de medir reacciones en Chiapas tras la presencia en esta capital de Fernando Barrera Tapia, subcoordinador de Enlace Ciudadano del gobierno del Estado de México.
Otros como la senadora María Elena Orantes López —quién hiciera reveladoras declaraciones al diario Expreso Chiapas—, que se encuentra hiperactiva sosteniendo reuniones por toda la geografía estatal. Prudente y atrevida, cautelosa y osada, sostuvo que “aparecerá en las boletas electorales en 2012”. A la legisladora priísta se le liga políticamente con Manlio Fabio Beltrones Rivera, declarado aspirante a la Presidencia de la República, que a finales del mes pasado afirmara que sería “falso” e “hipócrita” si no aceptara su interés por competir.
Dato revelador es que Orantes López ha sido la única interesada en la gubernatura que se ha manifestado a favor de las elecciones para la renovación de los ayuntamientos en el presente año electoral, aunque luego, en otra declaración, matizara destacando las ventajas que tendrían las mujeres de aplicarse la última reforma propuesta por el mandatario Sabines Guerrero.
Como mujer y profesional de la política, María Elena sostiene que tiene derecho a soñar y que su sueño es servir a Chiapas, pero que esperará los tiempos y las formas que delinee su partido. Sin embargo, basta la declaración de que “aparecerá en las boletas electorales en 2012” para entender que se concibe como candidata priísta a la gubernatura de Chiapas.
Recapitulo: El acortamiento del ejercicio presidencial, la exigencia priísta de la entrega anticipada del poder y, por lo tanto, la consolidación en los estados de los equipos de los aspirantes priístas, sumado todo a la falta de sujeción a los viejos tiempos que imponía la “vestidura” de los mandatarios, dan como resultado que se adelanten los trabajos de la sucesión en los estados que tendrán elecciones para gobernador en antes y durante 1012.
Sin embargo, si este anticipado interés por la sucesión entre las personalidades destacadas de los partidos, incide negativa e interesadamente en la gobernabilidad del estado, se entendería la molestia del mandatario. Sabines Guerrero sabe que los tiempos políticos son fatales y su ciclo de poder sexenal ha pasado su primera mitad. Pero considero que todo político debe asumir todas las responsabilidades, así como todos los derechos, hasta el último momento de su mandato. Ni un minuto más, ni un minuto menos.
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Antes de efectuarse la sesión de ayer tuve oportunidad de saludar al diputado José Ángel Córdova Toledo, actual diputado perredista. En ocasión anterior le reclamé una declaración contra el movimiento nulista que a mi juicio mostraba ligereza de su parte, cuestión que me preocupaba pues lo conozco como un especialista en asuntos electorales. Me aclaró su opinión personal sobre el tema que dista mucho de lo publicado durante el proceso electoral federal pasado. Ya habrá oportunidad de profundizar sobre el tema ahora que se aproxima un nuevo proceso aunque local.

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