domingo, 14 de septiembre de 2008

Palabras de Arcadio Acevedo.... ¡Egoteca! ¡Egoteca!
EL CARICATURISTA DE CHIAPAS

Enrique Alfaro, caricaturista e ilustrador, talento manifiesto de manera temprana en manos, rodillas, cuadernos, camisas, libretas y manteles primero; en los odoríferas paredes de los sanitarios de Arriaga, después; en la impaciencia de padres y amigos enseguida. Luego, arriado por el viento, en diarios y revistas de diversas entidades del país, del D.F. Finalmente, para desgracia de funcionarios y políticos corruptos (¿pos qué hay de otros?), en Tuxtla Gutiérrez.Los intelectuales (es decir, en esta tierra de olvidos, los que concluyeron el kinder) han referido a Alfaro como el Prometeo (y sí Cumpleo) moderno, el garduño de fuego que ilumina con su crítica, con su acidez y con su humor la conciencia del pueblo. Mí no entender.Los menos doctos lo concebimos obrero del lápiz -estilógrafo aunque le cueste más trabajo, joven-, empecinado perfeccionista que, tras veinte años de dibujar el oficio nuestro de cada día, se ha convertido en el mejor orfebre chiapaneco de la crítica sutil, ética, gráfica, estética, elocuente. La que mueve a reflexión y a sonrisa, pues.Con su obra, Alfaro echa por tierra los asertos de Budelaire y Descartes, en el sentido de que lo cómico es uno de los signos más claros de lo satánico que hay en la humanidad; y que la burla es una especie de alegría mezclada con odio.Al nivel de los maestros de la caricatura en México –Naranjo, Rius, Magú, Calderón y cien etcéteras-, Enrique Alfaro, desde hace años poseedor de un estilo peculiar, inconfundible, comparte con ellos la facilidad para eludir en sus críticas acerbas el mal gusto, la obviedad, la chabacanería.La ironía surge del desequilibrio. Enrique Alfaro mantiene en su caricatura cotidiana ese singular equilibrio que estriba en sostener –en paradoja constante-, hasta un límite, un desequilibrio vital, que haga posible su éxito.En la percepción popular, muy difundida, Alfaro dejó de ser uno de los caricaturistas chiapanecos –muy ralitos en número, por cierto-. Alfaro es El Caricaturista de Chiapas.Qué bueno que también las autoridades municipales, generalmente burriciegas, así lo vean.

Arcadio Acevedo. Monero.

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Dos anécdotas de Enrique Alfaro

(Extracto del libro Periodismo Contemporáneo de Sarelly Martínez, publicado por la Fundación Manuel Buendía)

“Un ejemplo de esos exabruptos lo vivió el cartonista Enrique Alfaro Santos, quien era diseñador de Ámbar. En una ocasión en que faltaba material para completar la edición del semanario, insertó una de las caricaturas que había hecho para un libro inconcluso de humor negro.“Debido a que el semanario se imprimía en Oaxaca, Alfaro tenía que cerrar la edición los viernes, para que el lunes lo estuviera distribuyendo, después de un viaje fatigoso de ocho horas de ida y ocho horas de regreso de la antigua Antequera.“Cuando estaba de vuelta con los ejemplares, se enteró de que el gobernador había realizado cambios en su gabinete, y él, sin saberlo, había incluido en la primera plana de Ámbar un cartón donde un político con un anzuelo pescaba en una taza de baño. El titular era todavía más explícito: “ Gabinete en formación”.“Patrocinio González Garrido llamó a los directivos de la publicación para reclamarles el ultraje y externarles su deseo de hablar con el autor de la caricatura:“No fui- señala Enrique Alfaro-, porque no me habría creído que el cartón no tenía nada que ver con lo que había anunciado el lunes por la mañana, y que implicó la remoción de algunos de sus funcionarios. (Entrevista, 24 de julio de 2006).“Pasado algún tiempo, Alfaro publico un nuevo cartón en donde se veía al gobernador en la cima de una montaña, gritando “eco, eco, eco”, y el eco le respondía: “Ego, ego, ego”.“También en esa ocasión, el gobernador reclamó a los directivos el trato noticioso recibido en Ámbar, y pidió nuevamente que el autor de la caricatura se presentara a sus oficinas. La respuesta, por parte de Alfaro, fue la misma: no recibir el regaño.“Cuando se enteró de la negativa, el comentario de Patrocinio González Garrido fue:2 Si se niega a venir, es que seguramente ese muchachito es más egocéntrico que yo”“Los cartones nada complacientes de Alfaro y de Arcadio Acevedo; los reportajes de Fredy López Arévalo, Leticia Hernández Montoya, Elio Enríquez y Juan Balboa; los comentarios de Enrique García y Sergio Stahl; las reflexiones provocadoras de Walda Barrios, Andrés Fábregas Puig y Becky Álvarez del Toro, y las fotografías sin retoque de Elianne Cassorla y José Angel Rodríguez fueron creando en el gobernador una malquerencia con el colectivo Ámbar, que se incrementó con la publicación de un reportaje gráfico del desalojo de los indígenas de Chalam del Carmen.“Patrocinio González Garrido no ignoraba , sin embargo, que en ese grupo de periodistas jóvenes, inquietos y profesionales, se podía apoyar para asentar una nueva visión de comunicación social en Chiapas. Se acercó a Juan Balboa para decirle que hicieran periodismo bajo la condición de no criticar nunca la figura del gobernador, aunque sí a sus colaboradores.“La parte donde pedía respeto a la figura del gobernador era la manzana de la discordia. Los más irreverentes, Juan Balboa, Fredy López y Viétnika Batres Sentían en esa propuesta la represión hacia la prensa, mientras Andrés Fábregas, Enrique García, Leticia Hernández y Elianne Cassorla entendían la propuesta como toda una ventana de oportunidad al futuro. Fue imposible llegar a un acuerdo y Juan Balboa fue, finalmente, a hablar con el gobernador para decirle que era imposible aceptar aquello de “ respetar la figura del gobernador” porque atentaba contra la libertad de expresión (García Cuellar, 2004: 86).“Aunque el gobernador se encolerizó con la decisión de los socios de Ámbar, no los reprimió, si no que con paciencia de orfebre fue quitándoles socios para incrustarlos en la estructura gubernamental, y no permitió que ninguna publicidad oficial apareciera en el semanario hasta que ya, sin recursos, la publicación tuvo que cerrar en 1990.“Los colaboradores principales tuvieron que emprender la diáspora: Juan Balboa se trasladó a Cuba; Fredy López Arévalo, a Costa Rica; Sergio Stahl, a Los Ángeles, y Enrique Alfaro, a Yucatán”.

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