Enrique Alfaro
A diferencia de sus antecesores, los dos últimos gobernadores de Chiapas han establecido en su momento una excelente relación con presidentes de la república aún cuando fueron postulados a sus respectivos cargos por partidos políticos distintos e incluso confrontados.
Pablo Abner Salazar Mendiguchía, postulado por una coalición que incluía al Partido Acción Nacional, siempre fue considerado más cercano al PRD y mantuvo una relación empalagosa con Vicente Fox Quezada al que terminó traicionando.
Juan Sabines Guerrero, sin militancia política actual, pero electo por las siglas del Partido de la Revolución Democrática, sostiene una relación pragmática, obligada, de buenos términos con el mandatario panista Felipe de Jesús Calderón Hinojosa.
Los gobernadores anteriores eran resultado de la grosera imposición de los presidentes priístas y, por lo tanto, representaban directamente los intereses del mandato imperial mexicano.
Pero la relación de los gobernadores con los mandatarios de la nación no se construye solamente de manera personal, directa, sino también a través de relaciones próximas u oficiales, que alimentan, enfrían, entorpecen o socavan los vínculos establecidos.
Los presidente de la república no pueden atender de manera directa todas las relaciones institucionales que deben establecerse con los titulares de las entidades federativas, por lo que de manera natural delegan esta responsabilidad a la secretaría encargada de la política interior.
Luego de la cuestionada elección presidencia, Chiapas fue el primer estado en elegir a un gobernador postulado por el partido de Andrés Manuel López Obrador. De ahí que desde entonces se operara el acercamiento de Felipe Calderón con Sabines Guerrero, cuestión que ha favorecido a los chiapanecos.
Más allá de las filias y fobias políticas y partidistas, es necesario entender que Chiapas depende presupuestalmente de la federación. La gravedad de esta dependencia que es casi total, marca de manera rotunda la relación entre el ejecutivo de Chiapas y de la República.
A ello hay que agregarle el interés de seguridad nacional que representa nuestra entidad por su condición de frontera y de territorio donde está establecido el movimiento guerrillero que se levantó en armas contra el gobierno federal.
Todas estas consideraciones políticas, presupuestales, de seguridad, que confluyen en la estabilidad nacional, tenían relación directa con la secretaría de Gobernación, cuyo titular era el joven Juan Camilo Mouriño Terrazo.
Por lo tanto, no resulta exagerado ni ocioso concluir que Sabines Guerrero y Mouriño Terrazo guardaban una buena relación que se triangulaba con Calderón Hinojosa o viceversa. La juventud igualaba a los tres políticos. Una nueva generación.
Hoy está ausente Juan Camilo y en cuestión de horas se conocerá al nuevo titular de la Secretaría de Gobernación, instancia interlocutora entre los ejecutivos estatales y el federal.
La nueva designación podrá incidir indiscutiblemente en la relación institucional de Chiapas con la federación. He ahí la importancia de este evento para los chiapanecos. Juan Sabines lo sabe y seguramente está atento. Descanse en paz el joven Mouriño.
Pablo Abner Salazar Mendiguchía, postulado por una coalición que incluía al Partido Acción Nacional, siempre fue considerado más cercano al PRD y mantuvo una relación empalagosa con Vicente Fox Quezada al que terminó traicionando.
Juan Sabines Guerrero, sin militancia política actual, pero electo por las siglas del Partido de la Revolución Democrática, sostiene una relación pragmática, obligada, de buenos términos con el mandatario panista Felipe de Jesús Calderón Hinojosa.
Los gobernadores anteriores eran resultado de la grosera imposición de los presidentes priístas y, por lo tanto, representaban directamente los intereses del mandato imperial mexicano.
Pero la relación de los gobernadores con los mandatarios de la nación no se construye solamente de manera personal, directa, sino también a través de relaciones próximas u oficiales, que alimentan, enfrían, entorpecen o socavan los vínculos establecidos.
Los presidente de la república no pueden atender de manera directa todas las relaciones institucionales que deben establecerse con los titulares de las entidades federativas, por lo que de manera natural delegan esta responsabilidad a la secretaría encargada de la política interior.
Luego de la cuestionada elección presidencia, Chiapas fue el primer estado en elegir a un gobernador postulado por el partido de Andrés Manuel López Obrador. De ahí que desde entonces se operara el acercamiento de Felipe Calderón con Sabines Guerrero, cuestión que ha favorecido a los chiapanecos.
Más allá de las filias y fobias políticas y partidistas, es necesario entender que Chiapas depende presupuestalmente de la federación. La gravedad de esta dependencia que es casi total, marca de manera rotunda la relación entre el ejecutivo de Chiapas y de la República.
A ello hay que agregarle el interés de seguridad nacional que representa nuestra entidad por su condición de frontera y de territorio donde está establecido el movimiento guerrillero que se levantó en armas contra el gobierno federal.
Todas estas consideraciones políticas, presupuestales, de seguridad, que confluyen en la estabilidad nacional, tenían relación directa con la secretaría de Gobernación, cuyo titular era el joven Juan Camilo Mouriño Terrazo.
Por lo tanto, no resulta exagerado ni ocioso concluir que Sabines Guerrero y Mouriño Terrazo guardaban una buena relación que se triangulaba con Calderón Hinojosa o viceversa. La juventud igualaba a los tres políticos. Una nueva generación.
Hoy está ausente Juan Camilo y en cuestión de horas se conocerá al nuevo titular de la Secretaría de Gobernación, instancia interlocutora entre los ejecutivos estatales y el federal.
La nueva designación podrá incidir indiscutiblemente en la relación institucional de Chiapas con la federación. He ahí la importancia de este evento para los chiapanecos. Juan Sabines lo sabe y seguramente está atento. Descanse en paz el joven Mouriño.
No hay comentarios:
Publicar un comentario