jueves, 13 de marzo de 2014

Columna HOJA DE APUNTES

La alianza en el poder de cara al futuro
Enrique Alfaro
Recapitulo. En el gobierno formal y en los espacio de poder, Chiapas es gobernada por una alianza PRI-verde que lo ocupa casi todo, ante la ausencia de una verdadera presencia de los partidos De la Revolución Democrática y Acción Nacional.
Curiosamente, tanto el PRD como el PAN, terminaron siendo víctimas del poder que encumbraron pues arrebataron y postularon candidatos que nunca fueron suyos y que terminaron regresando el poder al establo al que se debían.
La alternancia en Chiapas, fue de siglas, los gobernantes nunca dejaron de tener grabado en su pecho el emblema tricolor.
El PRD entregó su crecimiento de décadas al liderazgo de un ex senador priísta y sujetó a sus cuadros y su fuerza al gobierno del mismo. Al final de su sexenio, Pablo Salazar impuso candidato priísta al perredismo. Durante el gobierno de Juan Sabines Guerrero, éste dispuso sin rubor del liderazgo perredista y finalmente desfondó al sol azteca, dónde no estaba el candidato de su preferencia.
En el caso del PAN, con Salazar se subieron a una alianza con sus antagónicos para derrocar al PRI en Chiapas, montados en la ola triunfal del foxismo. Pronto pagaron su pecado y al final del sexenio se encontraban aliados con el PRI intentando vencer a un candidato que provenía del tricolor. La necesidad política de legitimar el triunfo de Calderón los obligó a asociarse con Sabines y también terminaron desfondados.
A diferencia del PRD, que se entregó completamente al Salazarismo y luego al Sabinismo, el PAN mantuvo diferencias con el primero y una alianza institucional con el segundo. Juan se sirvió groseramente del sol azteca en el estado, en cambio los albiazules establecieron una “alianza institucional” pues no solamente se favorecían en la entidad sino que se beneficiaban de la legitimidad que Sabines le brindaba a Felipe Calderón. La alianza panista con Sabines era aprobada no sólo por su dirigencia nacional sino, sobretodo, por su presidente de la república. Al final, la historia se repitió como farsa y nuevamente el gobernador en turno favoreció a otro proyecto dónde encontraba mejor representados sus intereses.
Ahora, conviene aventurar una reflexión sobre la alianza en el poder, de cara al futuro, de cara al próximo proceso electoral.
¿Qué importancia tiene ganar la mayoría de los cargos de elección en juego en la próxima elección intermedia? La importancia es toral pues, simplemente, justificará a qué partido corresponderá encabezar la próxima alianza a la gubernatura. Nada menos.
Sería ilógico que si el PRI refrenda en el próximo proceso que es el partido mayoritario en Chiapas, cediera la cabeza de una nueva alianza con el PVEM.
Si el tricolor consigue consolidarse cómo primera mayoría y, además, durante este proceso político fortalece su liderazgo partidista, el que encabeza Roberto Albores Jr., su candidatura a la gubernatura sería natural, indiscutible.
Por el contrario, si el PVEM consigue remontar al PRI en sus resultados electorales, ganando la mayoría de alcaldías y diputaciones, le correspondería nuevamente encabezar la alianza con el nuevo liderazgo que haya construido.
Esto último explica el activismo de más de un funcionario de primer nivel, que pareciera prematuro pero no lo es, el tiempo para los verdes es breve, pues deben de fortalecerse como partido y construir la principal candidatura que sostendrán en cinco cortos años.
Sin fatalismo, si el verde no se ubica como la principal fuerza política en los ayuntamientos y en el congreso del estado, llegarán derrotados anticipadamente a la próxima definición de la candidatura a la gubernatura. Y repetir el fenómeno que representó en su oportunidad Manuel Velasco, no es sencillo, ni se consigue repitiendo la misma fórmula promocional.
Por todo lo anterior, desde esta próxima elección intermedia se definen los liderazgos que deben de inscribirse en la inmediata carrera por la gubernatura. Por eso mismo, el actual dirigente Albores Gleason, recibe fuego desde sus propias filas en el propósito de descarrilarlo de manera temprana.
En las filas del verde, también se prevé arrecie el fuego amigo que se da entre destacados integrantes de la “burbuja de palacio”. Los liderazgos que consigan trascender el próximo proceso y arrojen buenos resultados electorales, del lado de los tricolores y de los verdes, tendrán andado mucho trecho en la carrera por la próxima gubernatura.

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