jueves, 10 de diciembre de 2009

Tuxtla Gutiérrez, los Sabines y Jaime Valls



Enrique Alfaro / Columna Rumando

Simbólicamente, antes que la Casa de Gobierno ha sido la alcaldía de Tuxtla el hogar de los Sabines.
El ayuntamiento de la ciudad capital que lleva el apellido del prócer chiapaneco Joaquín Miguel Gutiérrez, ascendiente paterno de actual gobernador de la entidad, ha sido morada inicial de la familia en tanto llegaban a Palacio de Gobierno.
En el edificio todo recuerda los apellidos de la familia: frente a la entrada se yergue la imagen de don Joaquín con el rostro altivo y con la espada empuñada.
A escasos metros, al ingresar al ayuntamiento, los visitantes se encuentran con la mirada seria del busto de don Juan.
Adentro, en las oficinas, es posible encontrar el retrato oficial de Juan José, actual mandatario de Chiapas.
La alcaldía ha sido y es arteria fundamental del corazón neurálgico sabinista, que late en el primer cuadro de la ciudad capital.
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Hace unos días, en la inauguración de la “Capilla Tuxtla” del pintor Manuel Suasnávar, escuché al gobernador improvisar un discurso sobre la historia de la capital.
Con la camisa arremangada, Juan José habló de la lucha de los tuxtlecos por ser y permanecer siendo los habitantes de la ciudad donde descansan los poderes del estado.
Refirió la influencia de los gobernadores en la ciudad, de las grandes transformaciones que Tuxtla ha sufrido a lo largo de su historia gracias a la decisión de los mandatarios.
Emocionado, Juan hablada de una materia que evidentemente le apasiona: El génesis de Coyatocmó, el desarrollo de la gran Tuchtlán y el futuro de Tuxtla capital.
Como en casa, Sabines acompañado del alcalde Jaime Valls Esponda, se paseó por la primer planta del palacio municipal admirando el conjunto muralístico realizado por Suasnávar.
Sobre sus propios pasos, Juan José navegó entre zoques y españoles, entre hamacas y armas del “batallón de los hijos de Tuxtla”, entre los conquistadores del cañón y el primer automóvil que circuló en estas tierras, entre lunas y colibríes que no saben vivir en cautiverio.
No faltaron las aves y los árboles del paraíso que conocieron Miguel Álvarez del Toro y Faustino Miranda. Todo ese universo creado por Manuel Suasnávar fue apreciado por el mandatario que se llenó los ojos de colores vivos y estrellas brillantes.
Juan como en el seno materno y Tuxtla —la pasión sabinista— en los extraordinarios lienzos de Manuel.
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Jaime Valls, el alcalde capitalino, ha rendido su segundo informe de gobierno municipal. Los tres poderes del estado estuvieron presentes en el evento que da el banderazo de salida para el resto de gobiernos locales de la entidad.
El edil capitalino, sin tapujos, admitió que encabeza un gobierno de continuidad:
“A los distintos foros donde he asistido como Presidente Municipal y como Presidente de la Asociación de Autoridades Locales de México, la AALMAC, siempre he sostenido que la continuidad de un gobierno a otro sí es posible, y que además genera resultados positivos para el crecimiento y desarrollo de un municipio o de una sociedad”.
Y aceptándose sabinista aseguró: Somos parte de esa gran alianza social que nos ha permitido trabajar y dar continuidad a las obras de transformación iniciadas en la administración municipal pasada.
Afirmó que la labor de “gestoría institucional no tendría frutos si no contáramos con la voluntad y apoyo total de Juan Sabines Guerrero. Gracias señor gobernador por el amor que le tiene a Chiapas y, especialmente, a Tuxtla Gutiérrez. Sabemos que nos seguirá respaldando para continuar haciendo de nuestro municipio la casa donde nos enorgullece vivir”.
De esta manera Jaime Valls se apresta a enfrentar el último año de su gobierno, pero dentro de un marco político de mayor amplitud y visión. Aún resuena en Teatro de la Ciudad la expresión puntual de cara al futuro: “Somos (soy) parte de esa gran movilización social….”

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